«Una Iglesia pobre gana espiritualmente» - Alfa y Omega

«Una Iglesia pobre gana espiritualmente»

La Semana Nacional de la Vida Religiosa se fija en la misericordia como referente para las reformas en la Iglesia. El cardenal Braz de Aviz anuncia cambios en los procesos formativos de los religiosos

Redacción
Luis Ángel de las Heras, CMF, obispo electo de Mondoñedo Ferrol, junto al cardenal Braz de Aviz y al director de la Semana. Foto: Comunicación Claretianos

Algunas estructuras han dejado de ser útiles, les dijo el Papa en 2014 a los miembros de la Congregación para los Institutos de la Vida Religiosa, aludiendo en particular a «la fragilidad de ciertos itinerarios formativos». El dicasterio se ha puesto manos a la obra y prepara una actualización de los itinerarios formativos que, teniendo «como base un sabio discernimiento vocacional, ha de prestar atención al elemento afectivo y sexual, también a la luz de los recientes escándalos», explicó el cardenal João Braz de Aviz en la conferencia de clausura de la 45 Semana Nacional de Vida Consagrada, que, organizada por los claretianos, se celebró en Madrid del 31 de marzo al 3 de abril.

Se trataría de un proceso análogo a la reforma que promueve la Santa Sede en la formación de los seminaristas, adelantada por Alfa y Omega, que incluye aspectos como retrasar a los 27 años la edad mínima para la ordenación sacerdotal. El objetivo es fortalecer la formación del novicio tanto en la dimensión espiritual como en la humana y afectiva.

La formación de los religiosos incidirá también en la internacionalización de muchas comunidades religiosas, «un don de Dios» que, «sin embargo, no siempre ha producido la comunión intercultural» deseada, reconoció el prefecto. Otro de los aspectos que mejorar es la formación continua, para acompañar a los religiosos en sus «reciclajes» (asunción y cese en los cargos) o «en momentos de particular dificultad», tales como «las crisis» o «los pasajes de la edad».

«Escaparates de la misericordia»

Toda «reforma eclesial» debe tener como base y criterio la misericordia, dijo el jueves, en la inauguración de la Semana, monseñor Carlos Osoro. El arzobispo de Madrid se refirió a los religiosos como «verdaderos escaparates de la misericordia del Señor» y les pidió ahondar en esa línea.

Junto a él se sentaba el superior general de los claretianos, el sacerdote indio Mathew Vathamattan, que apuntó uno de los problemas que más inquietan a las congregaciones religiosas hoy: el envejecimiento y la falta de relevo generacional. «Estamos llamados a ser un rostro misericordioso en un mundo herido e hiriente, a ser un bálsamo que libere la misericordia de Jesús. Pero teniendo en cuenta el envejecimiento de nuestros miembros y el cierre de muchas de nuestras comunidades, ¿cuál es el futuro?», se preguntó. Vathamattan propuso «un cambio de paradigma en la forma de pensar» para volver a valorar «el poder de la impotencia». «Nos descorazonamos porque a menudo nuestros institutos no tienen miembros jóvenes como para estar a la altura de nuestras instituciones», pero «la vara de medir el éxito mundano no se puede usar para la paradoja del misterio pascual», y es preciso recordar que «la Iglesia gana mucho espiritualmente cuando pierde materialmente», afirmó.

J. A. M. / R. B.