Cara a Cara con Cristo - Alfa y Omega

Cara a Cara con Cristo

Más de 200.000 personas veneran esta peculiar reliquia de la Pasión de Jesús, en torno a la que se han levantado numerosas obras de caridad

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La Santa Faz, rodeada de romeros durante la Peregrina de 2015. Foto: Juan Carlos Soler  

Cerca de 250.000 personas participarán hoy en la Peregrina, la tradicional romería que cada año, el segundo jueves tras el Jueves Santo, recorre las calles de Alicante, desde la concatedral de San Nicolás hasta el monasterio de la Santa Faz, donde se venera desde hace seis siglos esta peculiar reliquia, con la jaculatoria: «¡Faz divina! ¡Misericordia!».

Por eso, la Peregrina de este año guarda una estrecha vinculación con el Año de la Misericordia, pues el rostro reconstruido sobre la Santa Faz (y pintado tras el llamado milagro de la lágrima de 1489) es la imagen que ha utilizado la diócesis de Orihuela-Alicante como icono del Jubileo.

La Santa Faz, un lienzo de la Verónica sobre el que se pintó el rostro de Jesús. Foto: Diócesis Orihuela-Alicante

Una pintura sobre una reliquia

Pero, ¿qué es exactamente esta reliquia y por qué atrae, desde hace siglos, a cada vez más personas?

La tradición inmemorial afirma que es una parte del velo llamado «Verónica», que habría enjugado el rostro de Cristo camino del Calvario, sobre el que después se pintó la Faz. Sirve como base el acta que en 1690 hizo un notario para la Santa Sede (así como otras comprobaciones de 1732 y 1889), y que explicaba que en la reliquia «hay como una mancha sobre un velo delgado; el color parece ser de sangre, no obstante tiene ojos, nariz y boca perfilados de pincel. Se infiere que todo el dicho rostro desde su principio no fue más que una mancha, que en oscuro tenía cara humana y natural, y que no se pudo hacer con el arte» . Por tanto, hay un rostro que se ve (una pintura con la imagen de la Santa Faz) y un Rostro que no se ve (la reliquia).

El milagro de la lágrima

Pero, si se desconoce de manera exacta su procedencia, sí hay un testimonio histórico cierto: el 17 de marzo de 1489, mientras con la Santa Faz de Jesús presente en una tela se realizaba una rogativa para pedir a Dios el don de la lluvia, al pasar por un barranco, cientos de personas comprobaron que su ojo derecho comenzaba a llorar. Aquel mismo año se construyó una iglesia para guardar el lienzo sagrado.

Desde entonces, los testimonios son constantes: el Papa Inocencio VIII concedió en 1490 las primeras indulgencias y la fundación de un monasterio de jerónimos (que desde 1518 hasta hoy es de clarisas) para custodiarlo; en 1496, el rey Fernando el Católico aprobó la Cofradía de la Santa Verónica; en 1525, Clemente VII aprobó el Oficio y Misa de la Santa Faz, así como los milagros ocurridos en torno a ella; en 1526, Juan Sebastián Elcano, desde el océano Pacífico, redacta testamento ordenando cumplir una promesa ante la Santa Faz; en 1794, san Pío V autorizó Oficio propio… Incluso Benedicto XVI concedió nuevas indulgencias y un Año Jubilar en 2013.

La Santa Faz atrae cada año a cientos de miles de peregrinos. Foto: Diócesis Orihuela-Alicante

Milagros y obras de caridad

Son numerosos los prodigios obrados y los testimonios de favores otorgados ante la invocación de la Santa Faz de Jesucristo y su Misericordia. Aunque tal vez lo más destacable es que hoy ese barranco se ha transformado en un lugar sagrado donde quienes se acercan vuelven a experimentar la ternura de Dios.

Alrededor de la Santa Faz han surgido diversas instituciones de ayuda a los necesitados, como el centro para discapacitados adultos San Rafael, un sanatorio psiquiátrico, un hospital universitario, el Instituto Alicantino de la Familia, y el grupo de pastoral para personas sin hogar, entre otros. Toda una corriente de misericordia que fluye desde la Santa Faz.

Un programa de vida

Durante todo el año son miles las personas que peregrinan a la Santa Faz, sobre todo desde el domingo de la Divina Misericordia hasta el IV Domingo de Pascua. Su imagen está en incontables casas, comercios, calles, instituciones… Mostrar el verdadero rostro de Cristo es la misión de la Iglesia en el mundo, y como dice el Papa Francisco en la bula del Año de la Misericordia, Misericordiae vultus, «es un programa de vida tan comprometedor como rico de alegría y de paz».

José Luis Casanova
Capellán de Santa Faz