Las políticas europeas «no están a la altura» con los refugiados - Alfa y Omega

Las políticas europeas «no están a la altura» con los refugiados

Los obispos han resaltado que los refugiados y los emigrantes tienen que «ser tratados como hermanos, respetando siempre la condición humana»

Redacción

La Conferencia Episcopal Tarraconense (CET) ha manifestado este jueves que algunas políticas desarrolladas por gobiernos de Europa y la actitud de una parte de las poblaciones europeas «no se están mostrando a la altura de su obligación legal y moral» de proteger y acoger a los refugiados.

En un comunicado, ha contrapuesto a estas actitudes los «gestos y esfuerzos de solidaridad» de buena parte de la ciudadanía y de ONGs, también en Catalunya, donde son muchas las personas y organizaciones que se han movilizado en iniciativas de asistencia humanitaria.

Ha resaltado que las instituciones públicas y entidades sociales catalanas se han preparado para la acogida e integración de refugiados, a lo que los obispos han animado a seguir.

Los obispos han resaltado que los refugiados y los emigrantes tienen que «ser tratados como hermanos, respetando siempre la condición humana», en el deseo de ver una Europa unida y cohesionada.

Por ello, ha llamado a la sociedad catalana a continuar movilizándose y trabajar en favor de la acogida e integración de los refugiados, y que junto a las instituciones incidan sobre la comunidad internacional para que se garanticen los derechos humanos de todos los emigrantes y refugiados.

Europa Press / Redacción

Comunicado íntegro de los obispos
  • Los obispos de Cataluña queremos expresar nuestra solidaridad con los millones de personas que han tenido que huir de diferentes países de Oriente Medio, Asia y África a consecuencia de los terribles conflictos armados y de las persecuciones. También con los millones de personas que en el mundo se ven obligadas a emigrar a causa de la pobreza.
  • En sus desplazamientos, los refugiados y emigrantes sufren a menudo situaciones extremadamente precarias, abusos por parte de organizaciones que trafican con las personas y, a veces, también rechazo social y trato inadecuado por parte de algunas autoridades. No podemos olvidar que son miles, muchos de ellos niños, los que han perdido trágicamente su vida cruzando el Mediterráneo para llegar a Europa. Por todo ello, los obispos imploramos a Dios con esperanza, para que todos los emigrantes y refugiados sean protegidos y tratados de acuerdo con la dignidad que merece toda persona.
  • Desgraciadamente, nos duele profundamente constatar que algunas políticas desarrolladas por los gobiernos de Europa y la actitud de una parte de las poblaciones europeas no se están mostrando a la altura de su obligación legal y moral de proteger y acoger a todos los refugiados, lo que provoca aún mayores sufrimientos.
  • Con todo, son de alabar y agradecer los gestos y esfuerzos de solidaridad de buena parte de la ciudadanía y de organizaciones no gubernamentales que se han multiplicado en todas partes. También en Cataluña hemos visto que son muchas las personas y organizaciones que se han movilizado en iniciativas de salvamento, asistencia humanitaria y sensibilización social. Las instituciones públicas y entidades sociales se han preparado para la acogida e integración de refugiados en nuestro país. Los obispos apoyamos y alentamos todas estas acciones. Nuestras diócesis, a través de Cáritas y otras entidades católicas, han ofrecido desde el primer momento diversos equipamientos y recursos para la acogida y, de hecho, hace tiempo que atienden a refugiados y ayudan a sensibilizar la opinión pública.
  • Los cristianos no tenemos que cansarnos de insistir que los refugiados y los emigrantes deben ser tratados como hermanos, respetando siempre su dignidad humana. Debemos hacer nuestro su sufrimiento y superar la tentación de la indiferencia. Es el deseo, tantas veces expresado, de ver una Europa unida y cohesionada, compartiendo los valores democráticos que definen su identidad. El Papa Francisco ha mostrado reiteradamente su preocupación por esta problemática, con múltiples gestos y palabras de denuncia y de solidaridad.
  • Por todo ello, los obispos de Cataluña queremos hacer un llamamiento a la sociedad catalana a continuar movilizándose y a trabajar en favor de la acogida e integración de los refugiados y también de todos aquellos que, por razones económicas u otras dificultades, llegan a nuestro país con el deseo de poder emprender una vida mejor. Y ofrecemos de nuevo la máxima colaboración de la Iglesia para hacerlo posible.
  • Asimismo, invitamos a la ciudadanía y a las instituciones a incidir sobre la Comunidad internacional para que se garantice la acogida y protección de la vida y los derechos humanos de todos los emigrantes y refugiados. Es necesario y urgente que se afronten seriamente las causas de esta dura realidad, poniendo fin a los graves conflictos armados, a la inseguridad y la pobreza que provocan la salida de millones de personas de sus países de origen.
  • Por último, nos queremos dirigir a las comunidades cristianas, pidiendo que intensifiquen la oración y los esfuerzos concretos de solidaridad y hospitalidad ante todos los inmigrantes y refugiados que llegan a nuestro país. El Papa Francisco, en este Año Santo de la Misericordia, nos invita a «despertar nuestra conciencia, muchas veces aletargada ante el drama de la pobreza, y entrar todavía más en el corazón del Evangelio» (MV15).