Nuestra Patrona, desde la Edad Media - Alfa y Omega

Nuestra Patrona, desde la Edad Media

El 9 de noviembre de 1085, las pocas campanas que habían sobrevivido a la dominación musulmana en el Magerit árabe, volteaban jubilosas

Colaborador
Panorámica actual de la cornisa de Madrid, con el Palacio Real y la nueva catedral de la Almudena

El prodigio se había producido. La imagen de Santa María de la Vega en su Concepción Admirable, tanto tiempo buscada ansiosamente por su pueblo, acababa de aparecer entre las piedras derrumbadas de la muralla de Madrid.

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Era la imagen que, ante el avance de los moros, fuera escondida por manos cristianas para evitar cualquier profanación. La que, buscada sin descanso por el rey de Castilla don Alfonso VI, ante el mismo rey y todo un pueblo atónito, surgía aquel 9 de noviembre de 1085 en el hueco iluminado por el rojizo parpadeo de dos velas encendidas, que, desafiando todas las leyes de la física, habían permanecido a su lado, prestándole guardia de honor, durante casi cuatrocientos años. Santa María de la Vega, una vez restablecida con todos los honores en su antiguo templo, convertido hasta ese momento en mezquita, habría de cambiar su nombre primitivo por el de Santa María (ya Real por concesión regia) de la Almudena. Tomando éste de la Al-Mudayna, (fortaleza árabe «que al Rey moro aliviaba el miedo»), donde fuera escondida hacia el 700.

A partir de ese momento, Santa María la Real de la Almudena ha sido virtualmente la Patrona de Madrid. Existen ya documentos que la acreditan como tal en 1640. Posteriormente, creada ya la diócesis de Madrid -hasta 1885 Madrid pertenecía a la archidiócesis de Toledo-, ha sido confirmado este patronazgo: en 1905 por el Papa san Pío X; y el 10 de noviembre de 1948, fue coronada canónicamente por el entonces obispo de Madrid-Alcalá monseñor Eijo y Garay. Finalmente, el 1 de junio de 1977, a petición del cardenal Enrique y Tarancón, Pablo VI la declara Patrona Principal de Madrid, extendiendo su patronazgo a toda la archidiócesis. Ese mismo día, y siendo Alcalde-Presidente del Ayuntamiento de esta Villa y Corte don Juan de Arespacochaga, se establece como fiesta laboral en Madrid el día 9 de noviembre. La Virgen tiene honores de Capitán General con Mando en Plaza, concedidos en 1948, y ratificados en 1993. Posee la Medalla de Madrid, y ha sido nombrada Regidora Mayor de la Villa por el actual Alcalde, don José María Álvarez del Manzano, con motivo de la inauguración de su catedral en la misma fecha.

Antigua iglesia de Santa María de la Almudena (a la derecha, Capitanía General)

Pero la primitiva imagen de la Almudena, posiblemente románica o visigótica, debió desaparecer en un terrible incendio producido en la Iglesia de Santa María, durante el reinado de Enrique IV (1454-1474). Y posiblemente años más tarde se encarga la imagen actual, que parece deberse a la gubia de Diego Copin de Holanda, quien sabemos trabajaba en Toledo hacia 1500.

Esta bellísima imagen barroca, en la que se unen ternura de madre y majestad de reina, es la que los madrileños venimos venerando como a nuestra Patrona desde entonces. Ha vivido épocas de gran esplendor, especialmente durante los reinados de Felipe III y Felipe IV. Y atravesado también tristes períodos de olvido, en los que hasta se ha llegado a cuestionar su indudable Patronazgo sobre la Villa, adjudicando éste a otras devociones madrileñas, como Atocha o la Paloma. Incluso ha carecido de templo propio desde que en 1868 se derribara la antigua iglesia de Santa María, hasta el 15 de junio de 1993, en que Su Santidad el Papa Juan Pablo II consagró la nueva catedral de la Almudena, dedicada a Ella, y que ha tardado ciento cincuenta años en construirse. Durante este tiempo, la Patrona de Madrid ha peregrinado de templo en templo, hasta su último alojamiento, el de San Isidro. Aquel niño que contaba tres años de edad en 1085, que luego habría de ser su más ferviente devoto, y con quien, una vez subido a los altares, compartiera más tarde el patronazgo de su ciudad.

La imagen actual de la Almudena ha sufrido mutilaciones y arreglos más o menos acertados, durante todos estos años. Pero finalmente, y próxima ya la terminación de su catedral, ante el considerable deterioro que presentaba la imagen, fue restaurada magníficamente por doña Bárbara Hasbach.

Durante la realización de esta labor, se produjo el curioso hecho de encontrar en el interior de la cabeza de la Virgen, y sujeta con clavos, una bolsita de material desconocido, que bien pudiera ser cuero o pergamino; contenía briznas de oro y minúsculos fragmentos de piedras semipreciosas, como coral, ámbar, malaquita, etc., todo ello mezclado con cenizas. Parece evidente que se trata de cuanto quedara tras el incendio de la primitiva imagen. Según el gusto medieval, las imágenes solían recubrirse de plata u oro, y llevaban piedras incrustadas en la cenefa del escote o en la orla de manto y túnica.

Plano de Madrid de 1635. Con el número 31, la iglesia de Santa María de la Almudena

En su majestuoso altar de la nueva catedral, desde el centro del retablo de Juan de Borgoña (siglo XV-XVI), Santa María la Real de la Almudena, Patrona de Madrid, recibe todos los años, especialmente el 9 de noviembre, en el que Madrid se desborda para ir a felicitarla, el amor de su pueblo.

Y, si bien, tras su restauración, nuestra «Morenita» ha perdido aquel tono oscuro que el paso del tiempo había ido depositando sobre su tez, en cambio ha recuperado su primitivo color trigueño tostado, que ya le valiera tal sobrenombre siglos pasados. Pueden permanecer vigentes los versos de aquella deliciosa letrilla de Lope de Vega:

Serrana de la Almudena,
¿cómo, siendo tu hermosura
de nieve tan blanca y pura,
tienes la color morena?

Clara Álvarez de Linera de D’Ocon