El Viernes Santo de las víctimas de ETA - Alfa y Omega

El Viernes Santo de las víctimas de ETA

Monseñor Munilla se reunirá con víctimas del terrorismo, tras un vía crucis en el que se quiere que participen, de forma anónima, etarras o borrokas arrepentidos. Cada año acuden más de 2.000 personas a esta subida al monte Urgull

José Antonio Méndez

Catorce estaciones para catorce víctimas de la violencia terrorista, y para etarras o borrokas arrepentidos. Así será el Vía crucis por la Paz y la Reconciliación que ha organizado la diócesis de San Sebastián y que recorrerá mañana la tradicional subida al monte Urgull del Viernes Santo, al que acuden cada Semana Santa, desde 1960, más de 2.000 fieles.

La iniciativa puesta en marcha en el contexto del Año de la Misericordia pretende, según explica para Alfa y Omega el obispo donostiarra, monseñor José Ignacio Munilla, «contribuir a la reconciliación de nuestra sociedad, invitando a algunos cristianos que han vivido en primera persona nuestra historia reciente de sufrimiento y de violencia». Personas que ofrezcan las dos caras de la moneda: «Queremos que haya víctimas que han sido capaces de querer perdonar, y también estamos trabajando para que haya personas que han participado de esa violencia y hoy se arrepienten de ello. Que también las hay. Si no, el Año de la Misericordia quedaría como algo abstracto, sin incidencia en nuestras vidas», dice.

Perdón y arrepentimiento

Con esta edición especial del tradicional vía crucis de Urgull, la Iglesia deja clara su contribución a la sanación de las heridas abiertas por la violencia en el País Vasco. «En nuestro contexto actual –explica monseñor Munilla–, tras el final de la violencia de ETA, el Gobierno vasco está llevando a cabo un importante trabajo para la reconciliación social, con iniciativas que parten desde unos criterios que consideramos van en la buena dirección. Son iniciativas que intentan reparar el daño causado, escribir un relato consensuado y veraz de la historia, y que piden mirar al futuro. Lo que pasa es que, como cristianos, sabemos que esas claves, por sí solas, son insuficientes para alcanzar la reconciliación. Hace falta algo más: hacen falta el perdón y la conversión, y eso es lo que queremos aportar».

No solo categorías religiosas

Durante todo el recorrido del vía crucis intervendrán personas anónimas, que no serán presentadas para que nadie pueda identificarlas. «Queremos que sea un acto de fe, de paz y de reconciliación ante Dios, del que no se puedan hacer interpretaciones en otras claves», aclara monseñor Munilla. Más tarde, una vez que se concluya el vía crucis con la llegada al santuario del Sagrado Corazón de Jesús de Urgull, el obispo de San Sebastián mantendrá un encuentro con todos ellos a puerta cerrada, «para poder hablar en una clima de cercanía, de respeto y de confianza», matiza.

Y concluye aclarando que esta propuesta abre los brazos a todos, creyentes o no creyentes: «La aportación específica cristiana es el perdón y el arrepentimiento, es decir, la conversión personal del corazón que lleva a rechazar tanto el rencor como el mal cometido. Eso es algo que algunos rechazan por ser, dicen, categorías religiosas, pero no es cierto: el perdón y el arrepentimiento son inherentes a la dignidad humana, y todo el mundo puede arrepentirse de lo que ha hecho mal y querer estar dispuesto a perdonar el mal recibido. Lo que pasa es que Jesucristo, con su gracia, nos hace más fácil acercarnos al perdón y a la conversión. Por eso, nuestra propuesta no es una propuesta política, sino un acto hecho en presencia de Dios, que es el único que puede de verdad sanar las heridas y los corazones rotos por el pecado».