La conversión: El mejor kilo de comida - Alfa y Omega

Muchas personas se acercan a la parroquia pidiendo alimentos. Se asombran cuando descubren que también les podemos ayudar en el pago de facturas atrasadas o incluso en el alquiler. Poco a poco descubren que no se trata solo de recibir una bolsa de comida sin más, sino que nos empeñamos en sacarles adelante de forma integral: búsqueda de trabajo, despacho jurídico, microcréditos, talleres laborales, etcétera. Pero lo que no se esperan es que también les damos a Dios.

Ana llegó un día solicitando comida para sus tres hijos y dos nietos. No conseguía trabajo y tenía muchas deudas. Se quedó muy aliviada cuando la apoyamos en el alquiler y la inscribimos en la bolsa de empleo. Pero lo que no se imaginaba fue que la invitáramos a un fin de semana de oración que llamamos Experiencia Tabor, en una parcela de las Misioneras de la Iglesia. Hacemos un fin de semana cada mes. Ella había abandonado la práctica religiosa hacía años y se sentía muy lejos de la Iglesia. Pero se dejó invitar por agradecimiento. Aquel fin de semana le cambió la vida. Después de rezar, de escuchar testimonios, de confesarse, salió totalmente convertida.

Al terminar nos dijo: «Hasta ahora me habéis dado muchos kilos de comida, pero este ha sido el mejor». Actualmente va a Misa a diario, tiene dirección espiritual y participa en la Fraternidad de San José. También tiene trabajo. Hace unos días fui a visitar su hogar para bendecir una imagen de san José. A este santo esposo de María, le llama mi viejito loco. Al ver mi extrañeza, me respondió: «Le llamo así porque está un poco loco al hacerme caso y escuchar mis oraciones». Seguro que a san José le agrada este título, y hasta le hace gracia.