Educando a un país - Alfa y Omega

En un país como Malawi donde escasea todo, donde la corrupción está presente en todos los estamentos sociales, la educación, o la falta de educación, juega un papel fundamental. Pocas son las escuelas con un estándar alto en educación; entre ellas, cinco de las mejores son dirigidas por congregaciones religiosas. El resto, o dependen de alguna confesión religiosa o pertenecen al grupo de escuelas que aún perviven desde la época del primer presidente de la República, Kamuzu Banda.

Kamuzu fue un hombre que se aferró al poder durante 30 años en Malawi. En la memoria del pueblo están sus decisiones políticas y la nula oposición que se dio por miedo a las represalias. Pero Kamuzu Banda cuidó la educación como hombre que se hizo a sí mismo en el ámbito inglés: promovió escuelas y propició el acceso a las mismas.

Cuando llegué a este país, en el año 1997, me encontré gente en los poblados que hablaba inglés y que lo entendía, vestigios del tiempo de la independencia y de los años posteriores. Con el paso del tiempo el inglés, aun siendo lengua oficial con el chichewa, ha caído en el olvido y las nuevas generaciones lo hablan con dificultad, a excepción de los contados que pueden acudir a buenas escuelas.

Una visita por la zona rural y por los suburbios de las ciudades nos da una idea de la situación de sus escuelas, si es que las hay. Edificios viejos, mal cuidados, sin equipamiento, sin profesores. Una realidad que difícilmente puede ayudar a los miles y miles de potenciales estudiantes para quienes acudir a la escuela supone un sacrificio y una pérdida de tiempo cuando en sus casas se necesita trabajar.

Tenemos que vivir positivamente y, en este caso, hay que decir que nada está perdido gracias al trabajo de organizaciones no gubernamentales que subvencionan proyectos de ayuda a las escuelas, motivando tanto a alumnos como a profesores.

La diversidad de organizaciones trabajando en el país hace que, con el mantenimiento de los centros, el apoyo a los estudiantes a través del pago de la matrícula, la ayuda en alimentación, la donación de material, la preparación del profesorado o la creación de bibliotecas donde puedan acudir tanto para estudiar como para consultar, se vaya haciendo camino para los jóvenes malawianos. Esta labor les hace ver que su futuro y el de su país está en manos, quieran o no, de una buena formación.