Don Manuel González será santo - Alfa y Omega

Don Manuel González será santo

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Don Manuel González

«La iglesia está medio en ruinas, la gente no suele ir y no creo que les interese la misión». Esto fue lo primero que escuchó un joven sacerdote sevillano, Manuel González García, nada más llegar al pueblo al que le había enviado su obispo. No le importó. Se fue enseguida al sagrario de la iglesia vacía a encontrase con lo que sería el amor de su vida: el sagrario abandonado. Desde entonces se le conocerá como el obispo del sagrario abandonado. El Papa acaba de aprobar un milagro que permitirá su canonización: la curación inexplicable en 2008 de una mujer de Madrid que sufría un linfoma agresivo.

Cuarto de cinco hermanos, Manuel González nació en Sevilla el 25 de febrero de 1877. De niño formó parte de los famosos seises de la catedral de Sevilla, el grupo de niños de coro que bailaban en las solemnidades del Corpus Christi y de la Inmaculada. El 21 de septiembre de 1901 recibió la ordenación sacerdotal de manos del beato cardenal Marcelo Spínola. Desde 1916, fue durante veinte años obispo de Málaga, y durante otros siete obispo de Palencia, donde murió el 4 de enero de 1940.

A partir de aquella experiencia junto a su primer sagrario abandonado fundó la gran familia de la Unión Eucarística Reparadora, que agrupa a niños, jóvenes, adultos, sacerdotes, religiosas y laicas consagradas. «En aquel rato de oración descubrí para mi vida una misión en la que antes no había soñado: ser cura de un pueblo que no quisiera a Jesucristo para quererlo yo por todo el pueblo. Ser sus pies para llevarlo a donde lo desean, ser sus manos para dar limosna en su nombre, ser su boca para hablar de Él, consolar por Él, gritar a favor de Él cuando no quieran oírlo, hasta que lo oigan y lo sigan… ¡Qué hermosa misión!».

El sacerdote Antonio Gómez Cantero, administrador diocesano de Palencia, cuenta que «don Manuel tiene a sus espaldas un extenso anecdotario, como gran catequista que era y como persona de mucho humor. Su vida tiene mucho que decir a un católico de a pie del pleno siglo XXI». Aunque aún no se ha establecido la fecha para su canonización, Gómez Cantero sueña con que tenga lugar junto a la de la Madre Teresa de Calcuta: «¡Se complementan tanto! Los dos contemplativos de la Eucaristía, uno abocado a la tarea pastoral, la otra al servicio de los más pobres. Ambos han conseguido la unificación en una necesaria y profunda vida espiritual».

Los restos de don Manuel González reposan, por expreso deseo suyo, en la catedral de Palencia, junto al sagrario, el amor de su vida.

Dios en la colada y en la oración

Junto al decreto de don Manuel González, el Papa aprobó los milagros que permitirán la canonización de la beata Isabel de la Trinidad (1880-1906), carmelita francesa de piedad sencilla que escribiría en el Carmelo: «No encuentro palabras para expresar mi dicha, aquí ya no hay nada, solo Él…; se le encuentra en todas partes, lo mismo en la colada que en la oración». Además será beatificado el también carmelita francés María-Eugenio del Niño Jesús (1894-1967), que fundó el Instituto secular de Notre Dame de Vie, con el objeto de dar a conocer las riquezas de la oración contemplativa al mundo actual; y la argentina María Antonia de Paz y Figueroa (1730-1799), Mama Antula, conocida como la beata de los ejercicios espirituales. Por último, el Papa aprobó las virtudes heroicas de otros ocho siervos de Dios, entre ellos la española María Nieves de la Sagrada Familia (1900-1978), de las Hermanas Salesianas de las Escuelas Pías.