Lyon: parroquias misioneras - Alfa y Omega

Lyon: parroquias misioneras

Redacción
Un momento de la misión Merci, Marie, en 2013. Foto: Pierre Guidet

La ciudad francesa de Lyon, referente en la pastoral de las grandes ciudades y presente también en el encuentro de Barcelona, celebra estos días la Fiesta de las Luces, que atrae cada año a unos tres millones de turistas. Desde el siglo XIX, en torno a la Inmaculada, «los lioneses ponen una vela en su ventana para agradecer a la Virgen haberlos protegido de la guerra y la enfermedad», explica el padre Patrick Rollin, Vicario General para la misión. La Iglesia ha visto en esta fiesta, que corría el riesgo de secularizarse, una magnífica oportunidad para evangelizar. Desde mañana, varias iglesias permanecerán abiertas durante gran parte del día, con «misioneros que enseñan a los visitantes el sentido cristiano de esta celebración y les invitan a entrar en una dimensión más espiritual». También se ofrece la posibilidad de confesarse, y se celebran conciertos, adoraciones y Vigilias marianas. El día 8, dos procesiones con velas recorren la ciudad.

Esta misión, bautizada como Merci, Marie (Gracias, María), es una de las iniciativas misioneras que ha puesto en marcha la diócesis en los últimos tiempos. Ahora, han querido dar un paso más, convocando una gran Misión parroquial, que comenzó en primavera y concluirá el 8 de diciembre de 2015. Son conscientes de que «la evangelización en una gran ciudad como Lyon se enfrenta con varios obstáculos: el primero es el número de personas. ¿Cómo pueden los cristianos, que son minoritarios, ir cada vez más al encuentro de aquellos que habitualmente no les esperan? Otro obstáculo que nos encontramos viene de los mismos cristianos: a menudo, tenemos dificultades para situar la misión en el corazón mismo de nuestra fe».

La parroquia, centro misionero

¿Ayudará la misión parroquial a superar estas dificultades? «La parroquia es un lugar privilegiado de la misión, o debería serlo. Por eso el cardenal Barbarin ha deseado emprender en ellas un proceso resuelto de discernimiento, de purificación y de reforma, como invita el Papa Francisco en Evangelii gaudium. Este proceso tiene como objetivo identificar lo que nos ayuda a la misión en nuestras parroquias, y lo que nos aleja, para que las parroquias se conviertan en centros misioneros».

Otro paso que ha dado la diócesis hacia esta conversión misionera fue realizar «una gran auditoría de todo su patrimonio inmobiliario, para que los edificios estuvieran destinados a servir a la misión. Hemos dejado este patrimonio en la mitad, y se han creado casas dedicadas a un tema particular, con el objetivo de dirigirse a la gente más allá del círculo de los católicos: la casa de las familias, abierta a todas las familias para ser un lugar de escucha, de ayuda y de reflexión; la casa de la oración y del diálogo, donde se une el diálogo con Dios y el diálogo con el mundo; las casas de la Palabra (¿qué otros lugares hay en el bullicio de nuestras grandes ciudades para ponerse a la escucha del otro?) Otros temas están en proyecto, como una casa de la salud y una casa del mundo rural».