«La sangre de tantos mártires es semilla de la unidad de los cristianos» - Alfa y Omega

«La sangre de tantos mártires es semilla de la unidad de los cristianos»

Francisco recibió a Matthias I, patriarca de la Iglesia Ortodoxa Tewahedo de Etiopía. «El ecumenismo de los mártires es una invitación dirigida a nosotros aquí y ahora a caminar juntos en el camino hacia una unidad cada vez más plena», dijo el Papa

Redacción
Foto: AFP/L’Osservatore Romano/Stringer

Con gran alegría el Papa recibió a su santidad Abuna Matthias I patriarca de la Iglesia Ortodoxa Tewahedo de Etiopía y a la delegación que lo acompañó en su visita a Roma. «Visita que fortalece los lazos fraternos entre nuestras Iglesias», dijo Francisco, recordando con gratitud también las que realizó el patriarca Paulus a san Juan Pablo II en 1993, y luego a Benedicto XVI en 2009.

En el encuentro, donde se puso de relieve la importancia del diálogo teológico impulsado por la Comisión Internacional conjunta, el Santo Padre habló de la unidad y recordó que «hoy la sangre de tantos mártires, pertenecientes a todas las Iglesias, es semilla de la unidad de los cristianos».

En este sentido, el Obispo de Roma explicó que «el ecumenismo de los mártires es una invitación dirigida a nosotros aquí y ahora a caminar juntos en el camino hacia una unidad cada vez más plena».

Violencia devastadora

Para el Papa, la Iglesia Ortodoxa Etíope «ha sido una Iglesia de mártires desde sus comienzos y aún hoy son testigos de una violencia devastadora en contra de los cristianos y de otras minorías».

Por ello, pidió a los responsables políticos y económicos «que promuevan una convivencia basada en el respeto recíproco y la reconciliación, el perdón mutuo y la solidaridad».

Renovado tiempo de fraterna amistad

Con la ferviente esperanza de que con «este encuentro se ponga en marcha un renovado tiempo de fraterna amistad entre nuestras Iglesias», sin olvidar que «la historia ha dejado una carga de dolorosos malentendidos y desconfianzas, por lo que pedimos el perdón y la sanación de Dios», el Papa Francisco finalizó su cordial discurso alentando a rezar «los unos por los otros, invocando la protección de los mártires y de los santos sobre todos los fieles encomendados a nuestros cuidados pastorales».

Y con el anhelo de que «un día, con la ayuda de Dios, estemos unidos ante el altar del sacrificio de Cristo, en la plenitud de la comunión eucarística», invocó al Espíritu Santo para que siga iluminándonos y a María Madre de Misericordia.

RV / Redacción