Los obispos piden «un gran Pacto» que proteja «el derecho de las familias» a la clase de Religión - Alfa y Omega

Los obispos piden «un gran Pacto» que proteja «el derecho de las familias» a la clase de Religión

El secretario general de la Conferencia Episcopal, José María Gil Tamayo, ha recordado que «meterse con las convicciones religiosas no puede salir gratis» y explica que el episcopado espera «una gobernabilidad estable y duradera»

José Antonio Méndez
Gil Tamayo, durante la rueda de prensa de este jueves. Foto: Maya Balanya

Entre los obispos «hay preocupación, porque parece que el tema de la asignatura de Religión es siempre recurrente» a pesar de que «siempre ha permanecido en las distintas leyes de educación». Así lo ha explicado este jueves el secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal, José María Gil Tamayo, tras los trabajos de la Comisión Permanente de la CEE, que desde el martes han reunido en Madrid a una veintena de cardenales, arzobispos y obispos españoles.

«No sólo es necesaria una estabilidad para la economía»

Ante el horizonte político que se está dibujando en España, Gil Tamayo ha explicado que los obispos confían en que se alcance «una gobernabilidad estable y duradera», para que el próximo Gobierno «atienda a las necesidades de los ciudadanos, sobre todo en el ámbito del desempleo, especialmente el juvenil, y de tantas otras carencias». También ha explicado que «la Iglesia quiere un gran Pacto por la Educación que nos haga salir de los vaivenes en función de las alternancias ideológicas de los Gobiernos de turno», y que incluya también el respeto a la asignatura de Religión, pues «no sólo es necesaria una estabilidad para la economía, sino también para el sistema educativo».

Ante la exclusiva de Alfa y Omega

Ante la intención de PSOE y Ciudadanos de sacar del currículo escolar esta asignatura, y con el PP barajando la posibilidad de impartirla sólo en algunos cursos, tal y como ha adelantado este jueves en exclusiva Alfa y Omega, Gil Tamayo ha recordado que el sistema educativo que resulte de ese gran Pacto debe «responder al derecho de los padres a educar a sus hijos conforme a sus convicciones» y respetar la presencia de la enseñanza religiosa confesional pues «también nuestra Constitución habla de la conformidad [de la educación de los hijos] con las creencias religiosas de los padres».

Un derecho de los padres

La asignatura de Religión es algo «a lo que los padres tienen derecho, y no puede establecerse una especie de muralla en la que los padres queden fuera de la educación», ha destacado Gil Tamayo, antes de recordar que casi el 70 % de las familias «que no son sólo de un partido o de un electorado» eligen cada año la enseñanza católica «en un verdadero referéndum anual». «Si los gobernantes han de ser consecuentes con lo que pide el pueblo» deben recordar estas preferencias, ha afirmado Gil Tamayo, antes de volver a pedir «un gran pacto por la educación que nos beneficie a todos, que dé estabilidad al sistema y forme a nuestros jóvenes de manera integral, también en la trascendencia y en la confrontación de los saberes religiosos con los de otras áreas».

«El laicismo considera tener el monopolio del espacio público»

Gil Tamayo también se ha referido a las cada vez más frecuentes muestras pretendidamente artísticas en las que se ataca o ridiculiza la fe, como una exposición sacrílega en la que se exponían supuestas hostias consagradas robadas. «Lo mismo que no se puede atentar en nombre de Dios, no se puede atentar contra las convicciones de los demás en nombre de una presunta libertad de expresión o artística, o de un laicismo que considera tener el monopolio el espacio público», ha señalado el portavoz de la CEE. «Meterse con las convicciones no puede salir gratis», pues «la libertad de expresión no ampara la transgresión de derechos fundamentales», ha afirmado.

Un marco europeo que defienda a los refugiados

Al explicar los trabajos de la Comisión Permanente, Gil Tamayo ha señalado que una de las líneas que preocupa a los obispos es la de que España se integre correctamente en «el actual marco europeo, con crisis y dificultades». Gil Tamayo lamentó que «el problema de los refugiados no acaba de encontrar encaje en una Europa fundamentada sobre valores de humanismo y respeto a la dignidad y grandeza de las personas» y recordó que «no podemos relegarnos en un egoísmo colectivo frente a los más necesitados, que huyen de la tragedia de la guerra».