Un «pulmón espiritual» en el centro de Soria - Alfa y Omega

Un «pulmón espiritual» en el centro de Soria

El obispo y 30 sacerdotes harán turnos durante todo el Año de la Misericordia para que los fieles, y los turistas, puedan celebrar el sacramento de la confesión

Rubén Tejedor Montón
Foto: María Pazos Carretero

Al convocar el Año de la Misericordia, el Papa Francisco pidió a toda la Iglesia la vivencia de la misericordia al estilo de Dios Padre, como «un programa de vida tan comprometedor como rico de alegría y de paz». Con ese objetivo, animó a «poner en el centro» el sacramento de la Reconciliación, «porque nos permite experimentar en carne propia la grandeza de la misericordia» y exhortó a los confesores a ser «un verdadero signo de la misericordia del Padre». Para responder a estos deseos, los sacerdotes del arciprestazgo de Soria, con su obispo monseñor Gerardo Melgar al frente, han determinado que la iglesia románica de San Juan de Rabanera, uno de los grandes atractivos turísticos de la ciudad, sea también un «pulmón espiritual» durante este Año Santo.

Monseñor Melgar rezando antes de confesar. Foto: Obispado de Osma-Soria

30 curas con su obispo

Por ello, se han coordinado para que, de lunes a viernes, de 10 a 13 horas y de 16:30 a 18:30 horas, haya siempre sacerdotes confesando, disponibles para todos aquellos que necesiten de este sacramento, de consejo o de acompañamiento espiritual.

Además de una treintena de presbíteros, el obispo de Osma-Soria también acudirá a confesar una hora a la semana. Y aunque el «pulmón espiritual» de San Juan de Rabanera se puso en marcha hace unas semanas, la diócesis espera que esta Cuaresma se note aún más la afluencia de fieles.

Esta iniciativa se suma a otro catálogo de propuestas pastorales y evangelizadoras previstas para el Año de la Misericordia, que en la diócesis oxomense-soriana han venido a solaparse y complementarse con la misión diocesana de evangelización que lleva varios años en marcha.

Fachada, puerta con el cartel del Jubileo. Foto: Obispado de Osma-Soria

La conversión del pecador

La Iglesia de Osma-Soria, según explica uno de los sacerdotes que ha empezado a confesar en el templo, «está convencida de la necesidad ineludible del sacramento de la Reconciliación, porque todos necesitamos el perdón y la misericordia que solo de Dios viene y de nadie más». De ahí que tras este «pulmón espiritual» haya también una intencionalidad catequética, pues al facilitar el acceso a la confesión se quiere recordar que «la persona de Jesús no es otra cosa sino amor que se dona y ofrece gratuitamente; y que los milagros que realiza, sobre todo con pecadores, pobres, excluidos, enfermos y endemoniados, llevan el marchamo de la misericordia. ¿Hay mayor milagro que la conversión de un pecador impactado por la misericordia divina? ¿Hay mayor belleza que mostrar el rostro de un Dios compasivo? ¿Hay mayor enfermo que aquel que no se sabe en tal situación y cuya vida se va degradando por el pecado?», apunta.

El propio monseñor Melgar, que ya ha estado varios días confesando en San Juan de Rabanera, en una de sus últimas cartas pastorales animó a sus diocesanos a revelar «la identidad de Dios como Padre misericordioso […] que dice a todos que, a pesar de que ellos se sientan lejos o indiferentes, Él no se olvida de ellos ni los deja abandonados».

Interior de San Juan de Rabanera. Foto: María Pazos Carretero

Animar a los alejados

El «pulmón espiritual» busca también acercar el sacramento del perdón a los alejados, al situarse en un punto de gran interés turístico y al permitir que los fieles puedan recomendar a las personas de su entorno que acudan a un lugar conocido en un horario concreto. Uno de los sacerdotes que acude a confesar pide a los fieles que promuevan este sacramento entre sus allegados, con testimonio personal: «Desde la experiencia del perdón de Dios, de sentirnos amados y perdonados en el sacramento de la Reconciliación, nos corresponde a todos ofrecer el perdón y la misericordia a los hermanos, reconciliándonos entre nosotros, con nuestros familiares y amigos, rehaciendo relaciones rotas, mirándonos a los ojos y restaurando la paz, la comunión y la concordia». «La primera verdad de la Iglesia es el amor de Cristo, del que participamos entregándonos y sirviendo a nuestros hermanos», concluye.

Rubén Tejedor. Soria