«La unidad se hace caminando» - Alfa y Omega

«La unidad se hace caminando»

Ricardo Benjumea

Imposible de imaginar una situación como esta hace solo unos años: «Si sigue así, Cuba será la capital de la unidad y que todo esto sea para gloria de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo y para el bien del santo pueblo fiel de Dios», decía el Papa tras la firma de la declaración conjunta con Cirilo.

Los líderes, respectivamente, de la Iglesia ortodoxa con mayor número de fieles y de 1.200 millones de católicos comparecían en una fría sala de aeropuerto, flanqueados por el presidente Raúl Castro y las comitivas rusa y vaticana. A un lado, la bandera cubana. Al otro, la Virgen con el Niño.

Cirilo –firme defensor del ecumenismo, que sin embargo debe hacer frente a fuertes hostilidades en la jerarquía ortodoxa rusa al acercamiento a Roma– presentó el acuerdo en términos de alianza estratégica para la defensa de los cristianos perseguidos, el derecho la vida del no nacido, la familia y los valores morales en la sociedad. El guión clásico en Moscú.

Francisco recogió el guante: «Hemos salido con una serie de iniciativas que creo que son viables y se podrán realizar». El objetivo no puede ser menos que la comunión plena deseada por Jesús en la Última Cena, pero como apuntó, «la unidad se hace caminando». Con pequeños pasos. O muy grandes, como el de este viernes.

El Papa terminó agradeciendo el trabajo del el Metropolita Hilarión –responsable de Relaciones Externas del Patriarcado, número 2– y del cardenal Koch, presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos. Justo reconocimiento. Minutos después se hacía público el documento que acababan de firmar Francisco y Cirilo, que superaba con creces las expectativas de muchos. Claramente, había detrás muchas horas de trabajo.

Católicos y ortodoxos rusos se comprometen a «superar las diferencias históricas heredadas» y lamentan la «pérdida de la unidad», hace mil años, como «consecuencia de la debilidad y a pecaminosidad humana, que se produjo a despecho de la oración del Primer Sacerdote, Cristo Salvador».

La Declaración Conjunta aborda con toda franqueza los problemas que separan hoy a ambas Iglesias, denuncia el proselitismo entre fieles de una y otra Iglesia (clásico reproche ortodoxo), al tiempo que reconoce la libertad religiosa (matiz con claro regusto católico).

Con respecto a Ucrania, se afirma que «los ortodoxos y los greco-católicos necesitan la reconciliación y la búsqueda de formas de convivencia mutuamente aceptables». Es un paso de gigante, ya que Rusia rechaza incluso la legitimidad de una Iglesia en Ucrania de rito oriental pero fiel al Papa y no al Patriarca.

Ahondado en la situación en este país, donde la guerra ha acentuado las divisiones religiosas, se alude a las enemistades entre los propios ortodoxos de Ucrania. Una parte significativa desea convertirse en Iglesia autocéfala, independiente de Moscú, para lo que cuenta con el apoyo del Patriarcado de Constantinopla (Estambul). «Que todos los cristianos ortodoxos de Ucrania vivan en paz y armonía, y que las comunidades católicas del país contribuyan a ello», afirma la Declaración Conjunta.

Intervención del Patriarca Cirilo

Su Santidad, sus excelencias, queridos hermanas y hermanos; señoras y señores:

Nosotros hemos sostenido durante dos horas, una discusión abierta, con pleno entendimiento de la responsabilidad de nuestras Iglesias por nuestro pueblo creyente, por el futuro del cristianismo y el futuro de la civilización humana. Fue una conversación de mucho contenido, que nos dio la oportunidad de entender y sentir las posiciones de ambos.

Los resultados de la conversación me permiten asegurar que actualmente las dos Iglesias podemos cooperar de manera conjunta defendiendo a los cristianos en todo el mundo y con plena responsabilidad trabajar juntos para que no haya guerra, para que la vida humana se respete en todo el mundo, para que se fortalezcan las bases de la moral personal, familiar y social y para que a través de la participación de la Iglesia en la vida de la sociedad humana moderna se glorifique el nombre del Nuestro Señor Jesucristo y del Espíritu Santo.

Palabras del Papa Francisco

Santidad, eminencias, reverencias:

Hablamos como hermanos, tenemos el mismo bautismo, somos obispos, hablamos de nuestras Iglesias y coincidimos en que la unidad se hace caminando. Hablamos claramente, sin medias palabras. Y le confieso que he sentido la consolación del Espíritu en este diálogo.

Agradezco la humildad de Su Santidad, humildad fraterna y sus buenos deseos de unidad. Hemos salido con una serie de iniciativas que creo que son viables y se podrán realizar. Por eso quiero agradecer una vez más a Su Santidad su benévola acogida, como asimismo a los colaboradores, y nombro a dos: Su Eminencia el Metropolita Hilarión y Su Eminencia el cardenal Koch, con todos sus equipos que han trabajado para esto.

No quiero irme sin dar un sentido agradecimiento a Cuba, al gran pueblo cubano y a su Presidente aquí presente; le agradezco su disponibilidad activa, si sigue así, Cuba será la capital de la unidad y que todo esto sea para gloria de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo y para el bien del santo pueblo fiel de Dios, bajo el manto de la Santa Madre de Dios.