Piensa en Moayad - Alfa y Omega

Tengo en mi despacho un pequeño cartel escrito en castellano que dice: «Piensa en Moayad». Lo colgué hace unos meses tras una semana terrible en la que parecía que tendríamos que cerrar la escuela. Aquí en Beirut, como en todas partes, tenemos días buenos en los que vemos el trabajo que hacemos con los refugiados lleno de sentido y esperanza, pero también tenemos días peores en los que la tristeza nos invade y cuesta mirar hacia delante. Es en esos días en los que me gusta recordar a Moayad.

Moayad tiene 8 años, sufre un ligero retraso intelectual y nunca antes había ido a la escuela. De hecho, nosotros mismos no estábamos seguros de si seríamos capaces de ayudarle: no aguantaba más de cinco minutos en clase, pegaba a sus compañeros y el lápiz en sus manos era un arma blanca. Decidimos darle una oportunidad a sabiendas de que nadie antes se la había dado. Tan solo hicieron falta unos meses para que se obrase el milagro. Gracias a la paciencia y el cariño de los profesores, Moayad se ha convertido en un niño afable, capaz de aprender en clase, jugar con sus compañeros y disfrutar cada día viniendo al cole como cualquier niño.

Gracias a Dios no es un caso único. En el tiempo que llevo por aquí he sido testigo de muchos de estos pequeños milagros: Mohamad, Fátima, Aslan, Rivana, Ibrahim… cada nombre es una historia de salvación, cada vida un milagro, cada sonrisa un testimonio de esperanza.

Son vidas pequeñas, que no lucen demasiado y nunca saldrán en las noticias, pero cada uno de ellos es un tesoro. Y como tal los guardo en mi corazón, porque sé que vendrán días peores, en los que las piernas a veces temblaran, en los que la noche caerá, cuando menos te los esperas. Pero seguiré recordando a Moayad.