Solidaridad y esperanza - Alfa y Omega

Los obispos de la Conferencia Episcopal Española queremos dirigir con humildad a nuestro pueblo un mensaje de aliento y cercanía en estos momentos en los que percibimos una compleja realidad social, que genera en no pocas personas inquietud e incluso desesperanza, especialmente en las más perjudicadas por la crisis.

Conocemos de primera mano el sufrimiento de numerosas personas, y también las respuestas solidarias de miles y miles de voluntarios de nuestras diócesis, parroquias y comunidades, que sirven en muchas instituciones de la Iglesia, especialmente Cáritas, ayudando y atendiendo a los más débiles.

Son hombres y mujeres, ancianos y niños, jóvenes y adultos, con nombres y rostros concretos, víctimas de situaciones de pobreza real, de exclusión social, del drama de la inmigración, de precariedad laboral y de la plaga del desempleo, sobre todo juvenil, junto a otras carencias no sólo materiales, sino también afectivas y espirituales.

Junto a eficaces políticas de concertación social y de desarrollo sostenible, necesitamos una verdadera regeneración moral a escala personal y social.

La vida democrática que, en paz y en libertad, vive nuestro pueblo desde la Transición política, se verá así reforzada. La ejemplaridad de los responsables políticos, sociales, económicos y eclesiales, constituirá siempre un elemento imprescindible.

También es necesario el aprecio y fortalecimiento de la verdadera institución familiar, escuela de humanidad y núcleo de la sociedad, además de Iglesia doméstica. La unidad y amor de los esposos, la apertura a la vida y su defensa irrenunciable desde la concepción hasta su fin natural, la educación y amor de los hijos, el afecto y respeto a los ancianos, serán siempre una de las mayores garantías para una sociedad justa en paz y libertad.

A generar este clima social esperanzado, que contribuya al bien de nuestra sociedad, quiere ayudar la Iglesia en la acción evangelizadora de sus pastores y fieles, y en la de sus numerosas instituciones sociales, educativas y caritativas, que muestran el rostro de una Iglesia servidora de nuestro pueblo, especialmente de los más pobres y desvalidos.

Nota de la CIV Asamblea Plenaria