«El obrero del siglo XXI no quiere justicia» - Alfa y Omega

«El obrero del siglo XXI no quiere justicia»

Cristina Sánchez Aguilar
Sindicalistas de Comisiones Obreras protestan contra la apertura comercial en domingos y festivos. Foto: CC.OO.

Rosa María Galbarro, sindicalista en Comisiones Obreras, es la coordinadora del sector de comercio de la Comunidad de Madrid. Participa hoy en una mesa redonda, organizada por la Delegación de Pastoral del Trabajo, para debatir sobre la función social de la empresa. «Recordaré que la labor de los sindicatos también es una labor social», afirma. Y pone como ejemplo a los participantes en la mesa, reunidos en la parroquia Nuestra Señora de las Angustias (calle Rafael de Riego, 16), la campaña organizada desde su sindicato, que pide la derogación de la liberalización de los horarios en Madrid.

Para Rosa, lo único que se ha conseguido con esta medida «ha sido precarizar los puestos de trabajo en la capital, incapacitar la conciliación de los trabajadores con su vida familiar, y perjudicar a los pequeños comerciantes, que ante estas medidas no pueden competir y se han visto abocados a cerrar su negocio. Esto ha sido la gota que ha colmado el vaso en la difícil situación económica que están viviendo los pequeños comercios». Otro de los proyectos en marcha de Comisiones Obreras en Madrid es «la recogida de firmas para la ley de renta mínima a todas las personas».

Para Galbarro, la presencia de los sindicatos es fundamental, pero reconoce que, «en este contexto, después de todas las reformas laborales y los ataques a los derechos de los trabajadores, nuestra labor es mucho más difícil». Aun así, «está demostrado que en los centros de trabajo donde hay representación sindical, los derechos de los trabajadores se respetan».

«Dejan bastante que desear»

De la representación sindical habló también Ignacio María Fernández de Torres, consiliario de Justicia y Paz y experto en Doctrina Social de la Iglesia. El sacerdote, presente en la mesa redonda, recalcó en conversación con Alfa y Omega, que «los sindicatos son imprescindibles, porque desarrollan la capacidad asociativa». Pero «ahora mismo, dejan bastante que desear. Primero, porque cuando un sindicato convierte a sus líderes en privilegiados o se autoalimenta a sí mismo, deja de tener sentido. Segundo, porque por desgracia la gente trabajadora está más desunida, ha perdido conciencia social. El obrero del siglo XXI no quiere justicia, quiere ser burgués». Sobre la función social de la empresa, Fernández de Torres recalcó que «mientras prime la visión de la empresa como una fábrica de beneficio, la visión neoliberal de la economía seguirá reinando». La situación «invita a ser realistas y trabajar por la dignidad. Esto no se combate con populismos y proyectos utópicos irrealizables, sino con un estilo de vida más evangélico y austero».