San Benito Menni, el empresario de la hospitalidad - Alfa y Omega

San Benito Menni (1841-1914), hermano de San Juan de Dios y fundador de las Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús, fue un hombre de una gran visión y supo dar respuesta a las necesidades sociosanitarias de su época. Menni estableció una perfecta relación entre el servicio a los más vulnerables y una gestión eficiente y eficaz de los recursos. Siendo religioso, y mirando siempre con caridad infinita a los hombres y mujeres enfermos, estableció un innovador modelo de gestión.

Viajó sin descanso por toda España y por algunos países de América Latina, y fue capaz de proponer a la Administración pública de la época acuerdos que pudieran establecer una red social de atención a colectivos vulnerables con problemas de salud. Se podría decir que es el precursor de la colaboración conjunta entre la Administración pública y las entidades sin ánimo de lucro en el ámbito de la salud. Entendió que el trabajo coordinado era un bien que podía beneficiar a muchas personas que precisaban ayuda.

San Benito Menni, además de dedicarse a restaurar la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, estableció –se podría decir en un lenguaje moderno– un modelo de atención sociosanitaria en donde los profesionales de la sanidad serían, desde el principio, parte de su proyecto. Contó con colaboradores cualificados. La organización de la atención a las personas enfermas se tenía que hacer con los mejores profesionales.

Menni tenía muy claro que el centro del proyecto que pretendía desarrollar en España tenía que ser la atención integral de la persona enferma. Generó una cultura del servicio sociosanitario avanzada y con una gran dosis de renovación. Rompió con el asistencialismo y fomentó una respuesta profesionalizada.

Los inicios de su proyecto no fueron fáciles. Si no hubiera sido por su espíritu emprendedor y, sobre todo, por su vocación, la empresa que deseaba poner en marcha, no se podría haber llevado adelante. Con esto se pone en evidencia que ser emprendedor precisó, en el padre Menni, de fe, una Fe con mayúsculas, y la capacidad de no desalentarse. Podemos decir que su constancia hizo florecer un modelo excepcional e innovador.

El asilo de San Rafael

Así tenemos que el asilo de San Rafael, en Madrid, contó con consulta gratuita, al mismo tiempo que con un modelo asistencial que, además de la asistencia médica, tenía educación religiosa y formación académica. Sin duda una dimensión integral e integradora.

El proyecto de atención sociosanitaria de san Benito tenía que contar además con las condiciones arquitectónicas que pudieran fomentar un espacio de acogida de gran nivel. San Benito también en esto fue un precursor, asentando un estilo que después, con el paso del tiempo, las administraciones copiaron. La calidad siempre fue una constante en la atención a los enfermos.

En la biografía editada por las Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús, se cita este párrafo de la Inspección Provincial de Sanidad: «Debo manifestar que solo al contemplar su emplazamiento desde la carretera de Chamartín delante de la entrada de su espacioso parque, se comprende que dentro de aquel ambiente atmosférico y en aquella situación solo puede haberse emplazado, como así ha ocurrido, un establecimiento modelo en su clase. Desde luego al penetrar en él se forma uno la idea de la exquisita limpieza y esmerado cuidado que encierra en el conjunto y en los detalles del establecimiento. Los suelos pavimentados de cemento impermeable y los artísticos dibujos…».

Fe y misión no están reñidas con eficiencia, eficacia y optimización de recursos, ni mucho menos con colaborar conjuntamente con las administraciones públicas desde la dimensión sociosanitaria. Todo un reto para ser estudiado y analizado en las escuelas de negocio y universidades, y ser tenido muy en cuenta por los responsables públicos.

San Benito Menni se adelantó a los tiempos revolucionando, entre otros ámbitos, la atención a personas con problemas de salud mental. Fue el empresario de la hospitalidad. Un religioso que entendió que la empresa que él estaba desarrollando era un proyecto aderezado por la confianza plena en Dios. El Dios de la misericordia. El Dios del encuentro. El Dios que enaltece a los humildes de corazón. El Dios que cuestiona. El Dios que nos pide trabajar con profesionalidad superando el voluntarismo. El Dios que nunca abandona y que siempre está presente.