24 de enero: san Francisco de Sales, el obispo con el que te tomarías un café - Alfa y Omega

24 de enero: san Francisco de Sales, el obispo con el que te tomarías un café

En un contexto contrario a la fe, el patrón de los periodistas introducía hojas clandestinas bajo las puertas con oraciones y enseñanzas sobre Cristo

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
El santo de Sales representado en la vidriera de una capilla en la Universidad Católica de América en Washington. Foto: CNS.

«Todo pertenece al amor». Estas palabras de san Francisco de Sales resumen para el Papa Francisco la vida y el legado espiritual del santo francés, cuya muerte hace cuatro siglos ha inspirado su carta apostólica Totum amoris est.

Nació el 21 de agosto de 1567, en el castillo de Sales, en la Alta Saboya, en el seno de una familia de la nobleza francesa. Estudió en la Universidad de Padua y, contra los deseos de su padre, fue ordenado sacerdote en 1593. Su primer destino fue una difícil misión en Chablais, entonces un territorio perteneciente a la diócesis de Annecy, con una fuerte presencia calvinista. La convivencia entre ambas confesiones era tan grave que el recién ordenado sacerdote se tuvo que instalar, por motivos de seguridad, en la fortaleza de Allinge. Al principio no tenía permitido celebrar la Misa en público y, en una ocasión, llegó a ser víctima de un intento de asesinato, pero él rehusó siempre llevar cualquier tipo de escolta.

Esa experiencia de Chablais marcaría la vida y el apostolado del santo hasta su muerte: allí aprendió la mejor manera de relacionarse con Dios y con los demás, especialmente con los que no compartían su modo de pensar ni su fe. En Chablais ideó una manera de acercarse a su rebaño: las famosas hojas volantes clandestinas que introducía por debajo de las puertas de las casas, con oraciones y enseñanzas sobre la fe de Cristo. Conmueve imaginar a un joven sacerdote caminando durante horas de pueblo en pueblo para hacer llegar a Dios a las almas. Por este modo de unir la creatividad y la razón a las mociones que el Espíritu le indicaba es considerado hoy patrón de los periodistas. Esta labor no tenía un afán apologético ni polemizador, pues a Francisco de Sales lo que le movía era la evangelización.

En este sentido, dice el Papa que, «aunque nunca pretendió elaborar un sistema teológico propiamente dicho, su reflexión sobre la vida espiritual tuvo una notable dignidad teológica». Al santo no le movía vencer en discusiones estériles ni ganar adeptos para su causa, sino que se guiaba por el simple amor a sus semejantes. Así, decía que «es el amor lo que da valor a nuestras obras». Del mismo modo, escapaba a los clichés sobre la relación entre oración y activismo. «La contemplación es mejor que la acción —escribía—, pero si en esta hay más unión con Dios, entonces es mejor que aquella». Para el Papa Francisco este es el quid de la cuestión: «Interrogarse en todo momento, en toda decisión, en toda circunstancia de la vida, dónde reside el mayor amor».

Toda esta doctrina espiritual basada en su experiencia quedó reflejada en un fecundo apostolado hecho a base de confesiones, diálogos, conferencias, predicaciones y numerosas cartas a personas que le preguntaban por los vericuetos de su alma y de su vida. También la plasmó en libros que han sido y son superventas en la actualidad, como Tratado del amor de Dios o Introducción a la vida devota. Fue un santo, proclamado doctor de la Iglesia en 1877, con el que a cualquiera le habría apetecido tomarse un café.

Evangelizó al rey de Francia

En 1602 regresó a París para realizar una delicada misión diplomática a instancias de la Santa Sede y, aunque la misión fracasó, eso le dio la oportunidad de predicar y evangelizar al rey de Francia y a toda su corte.

Ese mismo año fue ordenado obispo de Ginebra, desarrollando a partir de entonces un ministerio comprometido a llevar a cabo las decisiones del Concilio de Trento. Sin embargo, nunca entendió la Contrarreforma católica como un pulso a los protestantes, porque, al vivir en Ginebra y estar en contacto constante con ellos, veía su rostro y sus dificultades y comprendía su vida y sus razones. Desde aquel observatorio privilegiado desplegó un no menos importante apostolado hecho de caridad y de amables relaciones personales. Por eso, cuando la mayoría de la población de Chablais se convirtió años más tarde, el santo siempre se opuso al rechazo que sufrieron los pastores calvinistas, a quienes siguió visitando en su exilio tras ser expulsados de la región.

En 1610 fundó la Orden de la Visitación junto a santa Juana de Chantal. Años más tarde, cuando volvía de acompañar al joven rey Luis XIII de una campaña militar, se alojó en su convento de Lyon. Pero lo hizo en la casa del jardinero para no darles demasiadas molestias. Allí murió días después el apóstol de la amabilidad y de la evangelización.

Bio
  • 1567: Nace en el castillo de Sales
  • 1593: Comienza su ministerio en el Chablais protestante
  • 1602: Es nombrado obispo de Ginebra
  • 1610: Funda la Orden de la Visitación
  • 1622: Muere en Lyon
  • 1665: Es canonizado por Alejandro VII
  • 1877: Es declarado doctor de la Iglesia