Los Derechos del Niño, 25 años después: aún queda mucho por hacer - Alfa y Omega

Los Derechos del Niño, 25 años después: aún queda mucho por hacer

En el Día Universal de la Infancia, Cáritas Española, CONFER y la Conferencia Episcopal Española denuncian la situación en la que viven millones de niños en todo el mundo… y también en España

María Martínez López

En todo el mundo, y también en nuestro país, son muchos los niños cuyos derechos no están garantizados de forma efectiva. Así lo han denunciado diversas entidades católicas con motivo del Día Universal de la Infancia, que se celebra este jueves.

Este año, además, esta conmemoración adquiere una especial relevancia, puesto que se cumplen 25 años de la Convención sobre los Derechos del Niño. La mayoría de los países de la ONU la ha ratificado, pero so muchos los que todavía no han adaptado su legislación para garantizar que se cumple de forma efectiva. Así se desprende de una nota de prensa hecha pública por Cáritas Española.

A esta organización le preocupan especialmente los niños víctimas de la violencia, la explotación infantil o la pobreza, que muchas veces terminan abandonando su hogar para buscar un futuro mejor. «La migración de niños que viajan solos es una preocupación creciente para Cáritas, porque son especialmente vulnerables al abuso», explica Martina Liebsch, directora de Incidencia Política de Caritas Internationalis.

Del Sahel a Ucrania

Sin embargo, desde esta entidad no sólo se denuncian estas situaciones. Al contrario, la red internacional de Cáritas, en la que se encuentra integrada Cáritas Española, trabaja de forma activa en todo el mundo para proteger los derechos de los niños más vulnerables.

Una de las zonas a las que se presta más atención es la región subsahariana del Sahel, una zona sacudida continuamente por las hambrunas y los conflictos armados. Miles de niños viven solos en las calles de sus ciudades. Cáritas Española trabaja desde 2013 apoyando a centros de menores en Senegal y Mali, una acción a la que, a partir del próximo mes de diciembre, su sumará Chad. En estos proyectos, los niños reciben atención médica, alimento y educación. Además, se investiga su situación familiar para facilitar la vuelta al hogar, y, si no es posible, se trabaja por su reinserción sociolaboral.

Cáritas y otras entidades de la Iglesia trabajan en los lugares donde hace falta, mucho antes que la mirada del mundo se vuelva hacia ellos. Es el caso de Ucrania, que arrastra desde hace años una crisis política, económica y social. Allí, Cáritas Española apoya, desde 2009, varios programas de protección a la infancia destinados a la integración educativa y la inclusión social de niños con hogares fragmentados, problemas de comportamiento o que están solos, por ejemplo al haber emigrado sus padres.

Educación para los niños y jóvenes haitianos

La red Cáritas también trabaja en todo el mundo para conseguir uno de derechos fundamentes de los niños, que es, a la vez, uno de Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM): la Educación Primaria Universal. Se ha avanzado mucho en este terreno, y el 90 % de los niños del mundo acude a centros de educación primaria. Sin embargo, queda mucho por hacer en los países más pobres o sacudidos por catástrofes naturales o causadas por el hombre.

Una muestra de ello es Haití donde, casi cinco años después del terremoto, Cáritas Española sigue impulsando la educación. Para ello se impulsa la edificación de escuelas y el apoyo a los programas de educación primaria y la mejora de la formación profesional. La Iglesia católica dispone de más de 5.000 escuelas parroquiales, que atienden casi al 30 % de la población escolar; y miles de jóvenes haitianos estudian en los nuevos centros de Formación Profesional puestos en marcha.

Los niños españoles, los segundos más pobres de Europa

Sin embargo, la dramática situación de millones de niños en el resto del mundo no impide que las entidades de la Iglesia miren también a España. Con motivo del Día de la Infancia, CONFER, Cáritas Española y la Conferencia Episcopal Española han hecho público un comunicado en el que se recuerda que, en España, «uno de cada tres niños vive en riesgo de pobreza o exclusión social». Nuestro país «es el segundo de la Unión Europea con más menores afectados por situaciones de necesidad», sólo por detrás de Rumanía.

La pobreza de medios públicos destinado a ayudas a la infancia sólo agrava esta situación. De hecho, España «invierte en políticas de protección a la infancia y la familia casi la mitad que la media europea: un 1,4 % del PIB, frente al 2,2 %» europeo. Esta escasa inversión, además, se ha visto seriamente afectada por los recortes, por ejemplo en ayudas para libros o becas para comedores escolares y estudios.

Un Pacto de Estado por la Infancia

Ante este panorama, «sentimos la responsabilidad moral y apelamos a las Administraciones públicas, para construir las bases de un nuevo modelo social y económico centrado en las personas, especialmente los más vulnerables, como la infancia y juventud, y articular políticas orientadas a promover los derechos humanos y la justicia social».

En este sentido, se suman «a la iniciativa que han lanzado diversas organizaciones de infancia solicitando el consenso de las Administraciones Públicas y de las entidades sociales en favor de alcanzar un Pacto de Estado por la Infancia con el objetivo de erradicar la pobreza infantil y establecer las medidas necesarias para la inclusión social de la infancia».

Texto íntegro del comunicado sobre el Día Universal de la Infancia

En el 25 aniversario de la aprobación por la Asamblea de las Naciones Unidas de la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño, como miembros de organizaciones católicas, nos preocupa el sufrimiento de todos los miembros del pueblo de Dios, la situación de pobreza generalizada, que alcanza hoy a tantas familias españolas, y que adquiere en la vida real rostros muy concretos, como son los niños y niñas que sufren la crisis social y económica de nuestro país.

En los últimos meses, diversos estudios de las organizaciones sociales han puesto de manifiesto la alarmante situación de la infancia en España en la que uno de cada tres niños viven en riesgo de pobreza o exclusión social. Tanto es así que Cáritas Europa ha publicado un informe en el que España se sitúa casi a la cabeza de la pobreza infantil en Europa. Es el segundo país de la Unión Europea con más menores afectados por situaciones de necesidad, solo Rumanía está en peor situación.

También la OCDE ha llamado la atención sobre las consecuencias de la pobreza en la infancia y ha advertido que los niños y niñas de familias más pobres, además de tener más dificultad para alcanzar cierto nivel de competencias, y aunque estas se igualen, tienen mayores probabilidades de fracaso en los estudios que los hijos de familias con ingresos más altos. Mientras tanto, los recortes presupuestarios en la enseñanza, desde el año 2010 han dejado sin becas a 700.000 estudiantes y en algunas comunidades autónomas, las ayudas para apoyar a las familias en materias como libros o becas de comedor han sufrido serias reducciones.

Para resumir esta falta de apoyo en España a la infancia, basta señalar que nuestro país invierte en políticas de protección a la infancia y la familia casi la mitad que la media europea: un 1,4 % del PIB frente al 2,2 % de nuestros vecinos comunitarios. Lo que sitúa el gasto per cápita en 270 euros frente a los 510 euros de la Unión Europea.

Ante esta situación, tenemos que recordar las palabras del Papa Francisco cuando nos señala que «la necesidad de resolver las causas estructurales de la pobreza no puede esperar, no sólo por una exigencia pragmática de obtener resultados y de ordenar la sociedad, sino para sanarla de una enfermedad que la vuelve frágil e indigna y que sólo podrá llevarla a nuevas crisis. Los planes asistenciales, que atienden ciertas urgencias, sólo deberían pensarse como respuestas pasajeras…» (EG 202)

Denunciamos así, las causas de tanta desigualdad social y la política de recortes que ha generado una triste infancia de pobreza contextualizada en la familia española. Como cristianos asumimos el compromiso ético de«“mirar la realidad, ver lo que ocurre en el mundo, analizar las causas de la injusticia, y actuar para acabar con ellas». Por ello, sentimos la responsabilidad moral y apelamos a las Administraciones públicas, para construir las bases de un nuevo modelo social y económico centrado en las personas, especialmente los más vulnerables, como la infancia y juventud, y articular políticas orientadas a promover los derechos humanos y la justicia social.

Anhelamos un mundo nuevo, creando juntos una nueva realidad social, donde la infancia y los derechos de la persona vulnerable sean el centro de los programas sociales de las Administraciones de Gobierno. En este sentido, nos sumamos a la iniciativa que han lanzado diversas organizaciones de infancia solicitando el consenso de las Administraciones Públicas y de las entidades sociales en favor de alcanzar un Pacto de Estado por la Infancia con el objetivo de erradicar la pobreza infantil y establecer las medidas necesarias para la inclusión social de la infancia.

Necesitamos seguir articulando todas las sinergias y redes de nuestro entramado social y eclesial, y sentirnos responsables todos de todos, en la recuperación de la dignidad humana de la Infancia en España.