Pequeño, pero… ¡misionero! - Alfa y Omega

Pequeño, pero… ¡misionero!

El próximo domingo 24 de enero se celebra la Jornada de Infancia Misionera, obra en la que miles de niños de todo el mundo ayudan a otros niños. En 2015 recaudaron 17,3 millones de euros destinados a proyectos para la infancia necesitada

María Espinosa García-Valdecasas
Foto: OMP

Gracias es el lema de este año de la Jornada de Infancia Misionera, una de las cuatro Obras Misionales Pontificias (OMP), donde los protagonistas son los niños: los pequeños misioneros.

Infancia Misionera nació en Francia en 1834, por iniciativa del obispo Forbín‐Janson que invitó a los niños de su diócesis a colaborar con otros niños de China al conocer, a través de misioneros en el Extremo Oriente, las dramáticas situaciones que ahí se vivían. Se adelantó así 80 años a la Primera Declaración de los Derechos del Niño -la Declaración de Ginebra- y más de 100 años al nacimiento del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). En 1852 Infancia Misionera llegó a España bajo el patrocinio de la Reina Isabel II. Hoy día está instaurada en más de 130 países, creando un lazo de solidaridad entre los niños de la Tierra. Por eso Los niños ayudan a otros niños es el emblema de esta veterana Obra Pontificia.

Año tras año, Infancia Misionera no sólo trabaja en los lugares necesitados, sino también en sembrar entre los más pequeños un espíritu libre, solidario y sin fronteras. Así, los niños aprenden a ayudar a otros niños mediante la ayuda material y la oración. Los niños de la Infancia Misionera rezan todos los días un avemaría por todos los niños del mundo. «Infancia Misionera para mí es una sola palabra: compartir», dice Baptistine Ralamboarison, secretaria general de la Obra Pontificia.

Los pequeños misioneros de Jesús siempre comparten algo al rezar unos por otros y al dar algo a lo que renuncian. «Lo más importante es la oración, tiene una fuerza que no se puede medir. El dinero es relativo, porque en occidente son más ricos, y en África, Oceanía y Asia son más pobres. Por eso, si un país como España nos da más de dos millones de euros, es estupendo; pero si un pequeño país de África nos da 1.500 euros, para mí tiene igual valor. No es la cantidad, sino la calidad de lo que se da», afirma Ralamboarison.

Foto: OMP

Con las huchas de Infancia Misionera, que ellos mismos tunean, los niños españoles recaudaron este año 2,7 millones de euros, gracias a los que se consiguieron realizar 385 proyectos de educación, salud, alimentación y evangelización en 37 países del mundo, principalmente de África.

El pasado 14 de enero tuvo lugar en la Sede Nacional de Obras Misionales en Madrid, la rueda de prensa de Infancia Misionera que contó con la visita del vicario general de Yibuti, el sacerdote Mark Desser. El padre Desser dejó hace 14 años su puesto como ingeniero en General Motors para entregarse a Dios y a los demás. Yibuti, al este de África, ha sido uno de los países que ha recibido ayuda de los niños españoles. En la actualidad atienden a 2.700 alumnos de diversas circunstancias sociales, familiares y étnicas; en su mayoría musulmanes y son los propios padres los que les animan para que hablen de Dios a sus hijos. «Allí lo que quieren todos es paz» ante la amenaza de radicalismos, explicaba el misionero.

Foto: OMP

El padre Desser trabaja en una escuela de alfabetización al norte del país y dirige una escuela de formación profesional. Por su escuela han pasado algunos de los principales dirigentes del país, entre ellos el actual presidente. Se siente padre de los 71 niños de su escuela y es consciente de que «los jóvenes de hoy son los responsables del futuro», por eso la educación es la principal tarea de la Iglesia Católica, minoritaria en este pequeño país de 23.200 kilómetros, donde apenas el 0,6 % de la población es católica. En todo Yibuti la Iglesia tiene 4 escuelas primarias acreditadas por el estado y 5 (una de ellas la que atiende el padre Desser) dedicadas a «los más pobres, los que no tienen papeles o no pueden ingresar en la escuela pública por diversas razones». El padre Desser agradeció «el apoyo de muchas personas generosas que ayudan porque sin ellas no sería posible hacer a los misioneros todo lo que hacen».

Anastasio Gil García, director de OMP en España, agradeció el testimonio de Desser y subrayó la importancia del lema de este año, Gracias que promueve los valores de la «gratuidad» y la generosidad en un mundo «en el que parece que lo individual es lo que prima».

María Espinosa García-Valdecasas / Crónica Blanca