¿Hasta cuándo las imágenes de los que huyen del terror y llaman a las puertas de Europa? - Alfa y Omega

Septiembre de 2015. Estalla la crisis de los refugiados y vemos las imágenes de los que huyen del terror y llaman a las puertas de Europa. El padre Ángel quiere conocer en persona lo que está ocurriendo en las fronteras.

Nos vamos a Budapest. Llegamos a la estación de Keleti, llena de tiendas de campaña. La gente se apiña, esperando con ansiedad la salida de los trenes que les van a llevar a la tan deseada Alemania.

Queremos ver más y nos desplazamos a Roske, en la frontera con Serbia. El panorama es desolador. La gente vaga en medio del campo, como perdida. Hay basura por todas partes. Se palpa el miedo a la policía. Echamos una mano en lo que pudimos y regresamos con la tristeza en el cuerpo y en el alma. El padre Ángel insiste en que «no podemos quedarnos impasibles, hay que actuar».

Comenzamos a montar centros de acogida en las fronteras. Íbamos cambiando los lugares según cambiaban los flujos migratorios. Y de Hungría pasamos a Serbia, Macedonia, Croacia, Atenas y, finalmente, a la isla de Lesbos.

En todos los campos encontramos lo mismo: familias huyendo del miedo y buscando una vida mejor, un lugar donde sus hijos puedan crecer sin que les roben la infancia. Gente joven, pero también bebés y ancianos, los más necesitados de ayuda. ¡Qué pena da verlos caminar apoyados en sus bastones! Han dejado atrás toda su vida, su tierra y hasta sus muertos. Han sido arrojados al exilio en su vejez. Ante este éxodo es poco lo que podemos hacer pero, al menos, queremos paliar el frío, el hambre y el miedo.

Montamos cocinas ambulantes. Las establecemos en Presevo (Serbia), Miratovac (Macedonia), Sid (Croacia), Atenas y Lesbos (Grecia), en las que ofrecemos chorba y chai (sopa y té), algo de ropa y tiendas calientes donde pasar la noche y encontrar una sonrisa amable. Pero son ellos los amables, los agradecidos, siempre con una sonrisa en la boca. Con la mano puesta en el corazón, nos dan las gracias. ¿Qué pasará con esos niños, con esos ancianos, con esas familias? Seguirán viajando de frontera en frontera preguntándose cuando llegarán a la Tierra Prometida. Y, por supuesto, seguirán contando con la ternura, la misericordia y la ayuda de Mensajeros de la Paz.

Elena Alonso
Directora de Proyectos Sociales de Mensajeros de la Paz