Cartografía para 2016 - Alfa y Omega

La brújula eclesial de 2016 apunta inmediatamente a México, un país apasionante, volcánico y atormentado, que espera la visita del primer Papa latinoamericano de la historia. El fervor en la calle está más que asegurado, pero Francisco sabe que le espera un escenario lleno de contradicciones. El apogeo del narcotráfico, las desigualdades insoportables, la cuestión indígena y la debilidad de las instituciones jurídico-políticas, dibujan un escenario dramático. La tremenda fuerza de este país hermano necesita cauces para plasmar una convivencia que se corresponda con el sentido de la vida y de la historia que representa el gran santuario de Nuestra Señora de Guadalupe.

Cracovia espera en julio a Francisco para la Jornada Mundial de la Juventud. La JMJ volverá a tener un sabor europeo en un momento crucial para el continente, con tambores de guerra no demasiado lejos, en el este de Ucrania; con el horror físico y el bloqueo cultural provocado por los atentados en París, y con la opinión oscilante entre la acogida y el rechazo ante la marea de los refugiados procedentes del Medio Oriente y África. A esta bella ciudad, ligada para siempre a la fe y el coraje de Karol Wojtyla, llegará Francisco con el Premio Carlomagno recién otorgado. La Europa cansada y perpleja necesita recobrar su aliento, y muchos ojos se vuelven al Papa (como tantas veces en la historia europea) esperando…

Les invito a dibujar el triángulo formado por Beirut, Alepo y Mosul. El triángulo del martirio en el siglo XXI. No es probable que Francisco pueda hacerse presente durante 2016 en esas tierras amadas, y sin embargo allí reside una parte preciosa del corazón de la Iglesia: por eso, de mil formas, será necesario bombear la sangre a esta porción dolorida de nuestro Cuerpo, de cuyo futuro quizás dependen tantas cosas.

2016 verá también la canonización de Madre Teresa, imagen potente de la misericordia que Francisco señala como viga maestra de todo el edificio cristiano. Misericordia y misión, que en su vida reconocemos entretejidas en una túnica sin costuras. ¿Tal vez la cita pueda ser en Calcuta? Así lo desean los obispos de la India. Las dificultades son muchas, pero sería una apoteosis de la santidad en medio de los más pobres.

En fin, veremos qué sucede en China, donde los cristianos siguen escribiendo páginas apenas conocidas pero llenas de una fe límpida y valerosa. Dejen abierto el mapa, con un lápiz rojo a mano, por si acaso.