Más que un país, un mensaje - Alfa y Omega

Hace unas semanas escuché a alguien diciendo que cristianos y musulmanes conviven sin problemas y de forma natural en la mayor parte del mundo. Un discurso así solo puede venir de alguien muy ingenuo o con un total desconocimiento de la realidad. También me resulta igual de mentiroso y peligroso el discurso contrario, que afirma que la convivencia entre nosotros es imposible. Vivir con aquel que es diferente no es fácil y, en ocasiones, parece imposible, pero el Líbano es ejemplo de que con esfuerzo y mucho amor se puede conseguir.

La casualidad ha hecho que este año cristianos y musulmanes hayamos celebrado en la misma fecha la Nochebuena y el nacimiento de Mahoma. No festejamos lo mismo ni de la misma manera pero sí somos capaces de celebrar a la vez, respetándonos, alegrándonos juntos y por el otro. No tenemos que ser iguales, pero reconocemos lo que en el otro hay de verdad, bondad y belleza.

Cuando san Juan Pablo II visitó por primera vez el Líbano dijo que «más que un país, es un mensaje», en referencia al testimonio profético que desde aquí ofrecemos al mundo. Nadie dice que sea sencillo, pero en este pequeño país del Mediterráneo oriental convivimos cristianos y musulmanes. Trabajamos juntos, rezamos juntos, sufrimos juntos y nos alegramos juntos. No es evidente pero tampoco lo es el matrimonio y aun así hay parejas que llevan más de 40 años casados. No es fácil, pero tampoco lo es la vocación hoy en día y sin embargo cada año sigue habiendo jóvenes que deciden con valentía seguir al Señor. Hay esperanza, hay futuro, hay un camino que se puede recorrer. Tan solo hay que estar dispuesto y confiar en que el Señor nos ayudará a recorrerlo.