Una santa con mucho arte - Alfa y Omega

Una santa con mucho arte

Una de las muestras más claras del arraigo popular y de la gran devoción de la que goza santa Teresa de Jesús en España es la inmensa iconografía y producción artística que sobre ella hay diseminada por todo nuestro país. En el contexto del V centenario de su nacimiento y del Año Jubilar Teresiano, son cientos las exposiciones previstas sobre su figura, entre las que ya destacan cuatro grandes muestras en Salamanca, Medina del Campo, Córdoba y Alcalá de Henares, que aglutinan manuscritos de la Mística Doctora, reliquias de la Santa y obras de Juan de Juni, Francisco de Mena y Gregorio Fernández entre otros

José Antonio Méndez
'Santa Teresa de Jesús', de Gregorio Fernández (ca. 1625). Museo Nacional de Escultura, Valladolid
Santa Teresa de Jesús, de Gregorio Fernández (ca. 1625). Museo Nacional de Escultura, Valladolid.

¡Oh Hermosura que excedéis
a todas las hermosuras!
Sin herir, dolor hacéis,
y sin dolor, deshacéis
el amor de las criaturas.

Así, exultante de amor como una joven que contempla arrobada a su enamorado y le regala versos; así, como quien no puede describir la belleza que ven sus ojos y considera que toda creación palidece al compararse con su Creador, se dirigía Teresa de Jesús a Jesucristo en uno de sus célebres poemas. No fue un éxtasis transitorio lo que la llevó a componerlo: en sus obras en prosa y en verso, son numerosísimas las veces que la Santa se dirige a Dios hablándole directamente y ponderando la enorme belleza del rostro de Cristo, que ella percibía en sus ratos de oración mental, en su tiempo ante el Santísimo, en sus meditaciones del Evangelio y, sobre todo, en sus trances místicos, en los que Jesús se le mostró «en su Divina humanidad». Quizás por esa forma tan gráfica de expresarse y de referirse a la Belleza con mayúsculas, han sido miles los artistas de todo el mundo que, desde hace cinco siglos, se han acercado a la Santa para contribuir a ilustrar su vida, sus palabras, su entorno y su fe. Y que, además, han contribuido desde sus diferentes disciplinas a fomentar la devoción a Teresa de Jesús, diseminando por iglesias, conventos y bibliotecas tallas, cuadros, piezas de orfebrería, grabados, reliquias y relicarios que evocan a la gran reformadora de la Orden carmelitana.

'Santa Teresa de Jesús', de José de Mora. Catedral de Córdoba
Santa Teresa de Jesús, de José de Mora. Catedral de Córdoba.

Una santa en tierra de moros

Ahora, en el contexto del V centenario de su nacimiento, son incontables las exposiciones que agrupan algunas de estas obras bajo el paraguas del Año Jubilar, e incluso hay muestras de temática general que han dedicado un apartado a las piezas relativas a santa Teresa. Entre las muchas que se han puesto en marcha, destacan, por la importancia de sus obras, cuatro grandes exposiciones teresianas, que se pueden disfrutar en Córdoba, Medina del Campo, Salamanca y Alcalá de Henares. Vayamos, pues, por partes.

Es más que conocida la anécdota de la niña Teresa de Ahumada escapando de su casa para dar su vida por Cristo, como mártir «en tierra de moros». Una tierra que, en pleno siglo XVI, tenía epicentro en lo que hoy es Córdoba. Por eso, tiene especial color la muestra Córdoba conventual. A Teresa de Jesús, una santa contracorriente, que puede visitarse hasta enero en las naves de Almanzor de la antigua mezquita y hoy catedral cordobesa. La exposición se articula en seis secciones, que recorren la riqueza espiritual de los casi 50 conventos que hay en la diócesis, a través de los carismas franciscano, dominico, redentor (mercedario, trinitario y hospitalario), heredero de los Padres de la Iglesia (Agustín, Jerónimo…), los que combinan contemplación y acción (jesuitas, cistercienses, filipenses…) y, cómo no, el del Carmelo Descalzo. Su entrada es la misma que se adquiere para acceder al conjunto monumental de la catedral, y recoge obras tan destacadas como la Santa Teresa de Jesús, de José de Mora, que normalmente está en la catedral, el San Juan de la Cruz, de José Risueño, una Carta autógrafa de la Santa, que los padres carmelitas custodian como reliquia en su Archivo; el lienzo de Juan de Valdés Leal Elías y el ángel, que alude al padre primigenio del Carmelo, o una Inmaculada de Pedro de Mena.

'San Juan de la Cruz', de José Risueño. Convento de San José (san Cayetano)
San Juan de la Cruz, de José Risueño. Convento de San José (san Cayetano).

Encuentro de grandes

Sigamos. Aunque muchos lo ignoran, uno de los lugares destacados en la historia del Carmelo Descalzo, que es tanto como decir en la historia de la reforma de la Iglesia, fue Medina del Campo. Esta ciudad, hervidero de comerciantes e hijosdalgo del Siglo de Oro, acogió el encuentro entre santa Teresa y el joven fray Juan de Santo Matía, que hoy conocemos como san Juan de la Cruz. Y hoy, hasta el 14 de diciembre, en la sede de la Fundación Museo de las Ferias, Medina conmemora ese histórico momento con una muestra en la que se recuerda a la Santa con piezas excepcionales como la preciosa talla que le dedicó Gregorio Fernández; a san Juan de la Cruz a través de algunas de sus obras manuscritas y de grabados históricos; y, sobre todo, a los dos grandes amores que ambos tuvieron en común, la Virgen y Jesús, con obras como La Piedad, de Juan de Juni, la Virgen del Carmen Napolitana, de Nicola Fumo, un Cristo atado a la columna, de Gregorio Fernández, o la Sagrada Familia de Luca Giordano, entre otras piezas. Quien, por ejemplo, contemple el San José de Gregorio Fernández, aprovecharía bien la exposición si aprecia su arte y, además, se encomienda a su protección, «pues a otros santos parece les dio el Señor gracia para socorrer en una necesidad, pero este glorioso santo tengo experiencia que socorre en todas, y quiere el Señor darnos a entender que, así como le fue sujeto en la tierra -que como tenía el nombre de padre siendo ayo, le podía mandar-, así en el cielo hace cuanto le pide», en palabras de Teresa.

'Virgen del Carmen Napolitana', de Nicola Fumo (s. XVII). Carmelitas descalzas, Medina del Campo
Virgen del Carmen Napolitana, de Nicola Fumo (s. XVII). Carmelitas descalzas, Medina del Campo.

Alba: santa Teresa es el museo

En realidad, el gran provecho de todas estas muestras no está sólo en contemplar la belleza de un mayor o menor número de piezas sino, sobre todo, en mirar a la vida de santa Teresa, para mirar a Quien ella miró…, y dejarse por Él mirar. Y si de contemplar su vida se trata, no puede faltar el convento de Alba de Tormes, fundación suya y hoy su gran mausoleo, pues en el Carmelo de Alba murió en 1582 y en él espera hoy su cuerpo el gran día de la resurrección.

El Carmelo de Nuestra Señora de La Asunción, que así quiso ella bautizarlo, acoge otra de las grandes exposiciones del Año Jubilar Teresiano: Carmus, el Museo de Santa Teresa. En 2012, tras restaurar la iglesia y abrir una Sala dedicada a la Santa, las carmelitas abrieron, en los dos camarines situados tras el retablo mayor, un Museo que incluía un acceso privilegiado a la urna sepulcral de santa Teresa, y a los relicarios de su brazo y su corazón. Ahora, han abierto nuevas salas y el Museo pasa, de 170 metros cuadrados, a 900, con más de 500 piezas de pintura, escultura, mobiliario, cerámica, orfebrería y ornamentos litúrgicos, que hasta ahora estaban en clausura. Destacan las vitrinas con mobiliario de la época, el birrete de Doctora, las piezas de orfebrería, la sala de estandartes y tallas como La Dolorosa, de Juan de Mena.

'Carta autógrafa de Santa Teresa'. Archivo de los carmelitas descalzos
Carta autógrafa de Santa Teresa. Archivo de los carmelitas descalzos.

A las puertas de Madrid

Y de Salamanca hasta Alcalá de Henares, a las puertas de Madrid, donde la Mística Doctora no llegó a poder fundar su Carmelo. En el coro del monasterio cisterciense de San Bernardo, en la ciudad complutense, se expone, hasta el 15 de octubre de 2015, la muestra Con los ojos del alma, que recorre la vida de santa Teresa de Jesús con piezas de lo más interesantes, como algunas primeras ediciones de sus escritos, las reliquias de uno de sus rosarios y de un bastón utilizado por ella, la reproducción de la habitación de un Carmelo Descalzo (que sigue siendo hoy como en los días de la Santa) y varios lienzos, entre los que brillan con luz propia dos obras contemporáneas del pintor Martín Ruizanglada, que aportan a la muestra el característico atractivo de su estilo luminoso y sugerente: Santa Teresa de Jesús sobre la ciudad de Ávila, y Éxtasis de santa Teresa de Jesús y el ángel, que hasta ahora no había sido expuesto al público. Merecen especialmente la pena la audioguía para seguir la muestra, así como el video con testimonios de carmelitas de hoy.

En definitiva, un extenso catálogo para dejar que el alma se eleve con la contemplación de la belleza del arte teresiano, y el visitante quiera ser más como ella, o sea, más de Jesús.