El Premio Carlomagno reconoce al Papa como «autoridad moral extraordinaria» para Europa - Alfa y Omega

El Premio Carlomagno reconoce al Papa como «autoridad moral extraordinaria» para Europa

«El Papa ha sabido relanzar los horizontes más sólidos, más profundos, más bellos» del proceso de construcción europea, resalta el padre Lombardi, portavoz vaticano, al comentar la concesión a Francisco del Premio Carlomagno

RV

El Papa Francisco ha sido reconocido por el Premio Carlomagno, que concede la ciudad alemana de Aquisgrán a personalidades que se han distinguido por su papel en favor de los valores europeos. El Papa –se lee en la motivación del fallo– trae un mensaje de esperanza a Europa en un momento de crisis que ha puesto en segundo lugar «todas las conquistas del proceso de integración».

Particularmente se citan las intervenciones del Pontífice durante su viaje a Estrasburgo el pasado mes de noviembre. El Papa es la «voz de la conciencia» que pide colocar en el centro al hombre; «una autoridad moral extraordinaria».

El director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi, ha recordado en una entrevista a Radio Vaticano que «el Papa Francisco nunca ha aceptado premios ni condecoraciones dedicadas a su persona. Por lo tanto este es un hecho del todo excepcional y nos podemos preguntar el por qué lo ha aceptado. Se lo he preguntado y él me ha respondido que este es un premio para la paz y él, en este tiempo en el que somos testigos de estos graves riesgos por la paz en el mundo –él habla a menudo de la “tercera guerra mundial”–, considera que hablar de la paz, alentar a actuar por la paz, es fundamental. O sea, el Papa interpreta este premio no tanto como algo otorgado a él mismo para honrarlo, sino como la ocasión de un nuevo mensaje de compromiso por la paz, dedicado y dirigido a toda Europa que es un continente que debe construir y continuar a construir la paz en su interior y ser activo, tener un gran papel por la paz en el mundo. Por lo tanto un premio para la paz, una ocasión de oración para la paz, todos juntos, el Papa con todos los pueblos y las personas de buena voluntad que manifiesta el aliento, el deseo, el compromiso de construir la paz en el continente y también en todo el mundo».

Este es un importante premio europeo para un Papa no europeo…

Sí, me parece también significativo este aspecto. El primer Papa no europeo del tiempo moderno recibe un gran premio europeo. Esto porque, con su gran discurso en Estrasburgo, que todos recordamos, él ha sabido dirigirse a Europa, al continente, con perspectivas muy amplias y con perspectivas de aliento, en un momento, en un período, que dura años, en el que la construcción hace esfuerzos, encuentra grandes dificultades. El Papa ha sabido relanzar los horizontes más sólidos, más profundos, más bellos, de valores: el respeto de la persona humana, el compromiso por la solidaridad con todos los pueblos, la construcción de la paz… Los grandes valores sobre los que nace la idea de Europa y debe renacer y debe continuar a ser actual y viva y capaz de dar una contribución rica también de perspectiva ideal para la humanidad entera. Un Papa que mira a Europa con conciencia también desde el exterior de Europa, en un horizonte de carácter global, es capaz, tiene la autoridad de recordar a Europa su vocación más profunda y más importante, y de alentarla a no tener miedo, a no desanimarse, para continuar a proponer estos ideales a la humanidad entera, con su riqueza de recursos de inteligencia, de historia, de cultura que deben seguir siendo utilizados por el bien de la entera humanidad.

Recordemos que también Juan Pablo II recibió este premio en 2004…

Sí, es verdad, el Papa Francisco no es el primero. Juan Pablo II también fue un gran Papa de la paz, un gran constructor, inspirador de la Europa con sus dos pulmones, de la reconciliación, de la unión entre el este y el oeste de Europa. Sin embargo, diría que Juan Pablo II era un Papa profundamente europeo en su historia personal y, por lo tanto, creo que sus méritos por Europa deben ser leídos desde una clave diferente. En cambio, me parece que, con el Papa Francisco, la perspectiva es precisamente la vocación de Europa en el horizonte global, porque el Papa Francisco está hablando en este tiempo al mundo entero, con la Encíclica Laudato si, con sus discursos sobre la paz en el mundo, sobre el diálogo interreligioso, sobre la solidaridad entre todos los pueblos. Por lo tanto es justamente con la importancia de estos mensajes que se propone como un gran inspirador del continente europeo hoy.