Misionero de paz en la tierra del narco - Alfa y Omega

Misionero de paz en la tierra del narco

San Cristóbal de las Casas (Chiapas), centro neurálgico del zapatismo y el indigenismo; Morelia y Ciudad Juárez, epicentros de la guerra contra el narcotráfico… El viaje del Papa a México se presenta lleno de zonas calientes

Andrés Beltramo Álvarez
El Papa, durante la Misa en la Fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, el 12 de diciembre. Foto: AFP Photo/Gabriel Bouys

México es mucho más que narcotráfico. Es, sobre todo, el segundo país con mayor número de católicos en el mundo. Pero en los últimos años ha sufrido el ataque sistemático del crimen organizado. Por eso no resulta extraño que el lema del próximo viaje apostólico a esa tierra sea Misionero de misericordia y paz. El Papa lo anunció oficialmente en la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe. Llegará a la capital el 12 de febrero y visitará seis ciudades.

Por segundo año consecutivo, Francisco celebró a la Virgen mexicana con una Misa en la basílica de San Pedro. Apenas unas palabras, durante su homilía pronunciada en español, le sirvieron para anunciar su próxima visita: «A María Santísima le encomendamos los sufrimientos y las alegrías de los pueblos de todo el continente americano, que la aman como madre y reconocen como patrona, bajo el título entrañable de Nuestra Señora de Guadalupe. Que la dulzura de su mirada nos acompañe en este Año Santo, para que todos podamos redescubrir la alegría de la ternura de Dios».

Francisco pidió a la Virgen que el Jubileo de la Misericordia, el Año Santo extraordinario que él mismo inauguró la semana pasada, sea «una siembra de amor misericordioso» en el corazón de las personas, las familias y las naciones. E imploró que todos se conviertan en misericordiosos, y que las comunidades cristianas sepan ser oasis y fuentes de misericordia, testigos de una caridad que no admite exclusiones.

Y entonces llegó el anuncio: «Para pedir todo esto más fuertemente viajaré a venerarla a su santuario el próximo 13 de febrero, allí pediré todo esto para toda América, de la cual es especialmente madre. A ella le suplico que guíe los pasos de su pueblo americano, pueblo peregrino que busca a la Madre de misericordia, y le pide que le muestre a su hijo Jesús».

Inmediatamente después, la sala de prensa de la Santa Sede difundió el programa definitivo del viaje apostólico. Jorge Mario Bergoglio estará en México casi seis días y visitará cuatro estados de la República (Estado de México, Chiapas, Michoacán y Chihuahua), además del Distrito Federal. Pronunciará cinco homilías, un Ángelus y siete discursos genéricos.

Tabús laicistas

México tiene una antigua y arraigada historia de laicismo. Apenas en 1992 estableció sus relaciones diplomáticas con el Vaticano. Cuando Juan Pablo II visitó el país por primera vez, en 1979, el presidente de entonces –José López Portillo– lo recibió en el aeropuerto de la Ciudad de México con honores de jefe de Estado.

En ese tiempo incluso existían algunas leyes absurdas, vigentes desde la época de persecución religiosa a inicios del siglo XX. Nunca se cumplían, pero estaban ahí. Una de ellas prescribía que los sacerdotes se mostraran con sotana en público. Entre las discusiones periodísticas de aquella primera visita papal se cuestionó cómo procedía actuar entonces con el Pontífice… Mucho ha llovido desde entonces.

Pero en la visita de Francisco se romperá otro tabú laicista: será el primer Papa de la historia en ser recibido en el Palacio Nacional, la sede del Poder Ejecutivo del país. «Esto es un hecho que tiene un tono y un peso institucional específico, porque el Gobierno civil recibirá en el asiento de los poderes públicos al representante del Estado Vaticano que, al mismo tiempo, es el jefe de la Iglesia católica universal», dijo a Alfa y Omega el embajador de México ante la Santa Sede, Mariano Palacios Alcocer.

Para el diplomático el viaje «es una distinción». Por varias razones. Primero se trata de una gira específica. Un periplo exclusivo sin agregar pasos, aunque sea breves, por otras naciones americanas. Además, con la intensa agenda prevista, México será el país con más ciudades visitadas por Francisco. Y, por si fuera poco, el recorrido se llevará a cabo en pleno Jubileo de la Misericordia.

Un viaje lleno de zonas calientes

Oración en México, por los 43 jóvenes desaparecidos en septiembre de 2014. Foto: CNS

El itinerario será intenso, con un esquema radial. El Papa llegará a Ciudad de México y allí estará su base de operaciones. Viajará a Chiapas y Michoacán por apenas unas horas. Desde cada lugar volverá a la capital, donde pernoctará siempre. La mayoría de los lugares elegidos para sus visitas son emblemáticos.

Ante todo destaca una Misa en la basílica de Guadalupe, la tarde del sábado 13. Además de un encuentro con todo el episcopado nacional y una reunión con el mundo de la cultura, todo en la Ciudad de México. Pero otros actos captarán la atención. Y prometen imágenes conmovedoras. Como el recorrido por el Hospital Pediátrico Federico Gómez de la capital, la tarde del domingo 14.

Un día después viajará a Chiapas, el estado más pobre del país. Ahí lo esperan miles de indígenas. La celebración con ellos será en San Cristóbal de las Casas, la diócesis del llamado obispo rojo Samuel Ruíz, fallecido en 2011. El territorio donde nació el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), de la mano del líder rebelde subcomandante Marcos. Demarcación eclesiástica que la Santa Sede puso en capilla durante muchos años, por temor al surgimiento allí de una Iglesia autóctona y autónoma.

La presencia de Bergoglio será el fin del estigma del indigenismo ideológico para San Cristóbal. En ese lugar, el líder católico visitará la catedral y almorzará con representantes de diversas etnias. En la capital chiapaneca, Tuxtla Gutiérrez, encabezará un encuentro con familias.

El martes 16, Morelia acogerá al obispo de Roma, una ciudad colonial del occidente mexicano ubicada justo en medio de una ruta narco. Zona caliente llaman a la región, y no solo por sus características meteorológicas. Ahí Francisco verá a sacerdotes, religiosos y religiosas. Y en el estadio de fútbol del equipo Monarcas presidirá una vigilia con jóvenes. No es casualidad, en un lugar donde muchos adolescentes son reclutados por las bandas criminales. Usados como carne de cañón.

Otra meta cargada de simbolismo será Ciudad Juárez, última de la gira. Por la mañana del miércoles 17 el Papa visitará un penitenciario, el Centro de Rehabilitación Social número 3. Al mediodía acudirá a una convocatoria con el mundo del trabajo en el Colegio de Bachilleres del Estado de Chihuahua.

Pero la imagen de ese día se registrará en el último acto de su viaje antes de volver a Roma por la tarde-noche. Se trata de una Misa transfronteriza en El Chamizal, una explanada de gran valor histórico para México. No solo porque se encuentra junto a la valla que lo separa de Estados Unidos, sino porque es el único pedazo de tierra que los mexicanos recuperaron después de la guerra que le hizo perder buena parte de su territorio, a manos de sus vecinos del norte.

Desde ambos lados de la frontera se podrá asistir a la celebración eucarística. Una ceremonia abierta a todos, que incluso podría contar con la presencia de algunos familiares de desaparecidos. De las muertas de Juárez a los 43 estudiantes de Ayotzinapa. Y no se descarta que, en un gesto muy bergogliano, el Papa pueda acercarse él mismo hasta la línea divisoria. O cruzarla a pie, como miles de migrantes.