«Abrid las puertas de la justicia» - Alfa y Omega

«Abrid las puertas de la justicia»

«Salgamos de la mediocridad y hagamos salir a todos los hombres de ella», pedía monseñor Osoro tras abrir la Puerta Santa en la catedral de Madrid. El fomento del sacramento de la reconciliación y de las obras caridad son los grandes ejes de este Jubileo extraordinario

Ricardo Benjumea
Monseñor Osoro abre la Puerta Santa de la catedral de la Almudena. Foto: Miguel Hernández Santos

«Abrid las puertas de la justicia y entraréis para dar las gracias al Señor», decía monseñor Carlos Osoro al proceder a la solemne apertura de la Puerta de la Misericordia en la catedral de la Almudena. Eran alrededor de las 19:20 horas y los cientos de fieles que habían esperado pacientemente dentro del templo hasta ese momento irrumpieron en aplausos, mientras repicaban las campanas y, a unas decenas de metros, se lanzaban fuegos artificiales. Tras el arzobispo de Madrid, cruzaron la Puerta Santa el cardenal Rouco, arzobispo emérito; el obispo auxiliar, monseñor Martínez Camino; el nuncio del Papa, monseñor Renzo Fratini, y numerosos sacerdotes, ataviados con el característico color rosa del tercer Domingo de Adviento o de gaudete.

Madrid se sumaba así a centenares de diócesis que, a lo largo y ancho de todo el mundo, inauguraban durante todo el fin de semana el Año Jubilar de la Misericordia, solemnemente iniciado por el Papa el 8 de diciembre en la basílica de San Pedro, tras la memorable apertura en la catedral de Bangui durante el viaje de Francisco a la República Centroafricana. Será un año para experimentar el perdón de Dios y para «rodear a los demás de esa misma misericordia», dijo el arzobispo de Madrid en su homilía. Un año para aprender a acoger sin juzgar, porque «los rígidos tienen doble vida. El Señor los llamó hipócritas».

No solo en la catedral; en todas las vicarías hay templos designados en los que se puede obtener la indulgencia plenaria, o bien ganarla para alguna persona difunta. Para los presos, los enfermos y las personas impedidas se han previsto otros cauces, de modo que a todos, en la diócesis, se les ofrezca la oportunidad de experimentar cómo la misericordia de Dios «alcanza al pecador perdonado, lo libera de todo residuo y lo habilita para obrar con caridad y a crecer en el amor», en palabras del arzobispo.

Esa experiencia de ser alcanzado por el perdón de Dios se comunica a los demás a través de un nuevo estilo de vida. «Salgamos de la mediocridad y hagamos salir a todos los hombres de ella», pedía monseñor Osoro. Comunicar el amor misericordioso de Dios es nuestra misión. De tal manera que os diría que la nueva evangelización es tomar conciencia del amor misericordioso del Padre para convertirnos también nosotros en instrumentos de salvación para nuestros hermanos. Digamos a todos los que nos encontremos por los caminos que Dios ama al hombre tal como es, con sus limitaciones y sus errores, con nuestros pecados. Y carga con ellos para liberarnos a nosotros».

El programa del Año de la Misericordia

Uno de los grandes desafíos de este Año de la Misericordia es acercar al sacramento de la reconciliación a personas alejadas del confesionario. En unos materiales editados por el Arzobispado para «celebrar y vivir el abrazo de la reconciliación con Dios y con los hermanos», se les anima especialmente a tener esperanza, porque «Dios no se cansa de perdonar, y ten por seguro que nada has hecho o dejado de hacer que Él no pueda comprender. Déjate abrazar y confía en que Él sí te puede perdonar».

Lo siguiente es emprender una nueva vida: con la ayuda de Dios, «proponte enmendar tu vida y sanar las heridas que hayas podido ocasionar», anima el folleto. «La alegría» que se experimenta con «el abrazo reconciliador con el Padre» se vuelca entonces hacia los demás. «Estos dones no te los puedes quedar solo para ti. Es necesario compartirlos con otros muchos hermanos, sobre todo con los pobres, los que sufren, los que buscan, los que pasan por cualquier necesidad…, los que necesitan saber que el Señor es un Dios que salva».

Este es el auténtico programa del Año de la Misericordia. Monseñor Osoro lo plasmó en unos de sus característicos dibujos minimalistas que reparte a los madrileños en algunas grandes ocasiones. Volvió a hacerlo el sábado, con la apertura de este Año Santo extraordinario, para la que editó unos folletos explicando de forma gráfica y pedagógica en qué consisten las obras de misericordia que, especialmente en este tiempo, la Iglesia propone a todos practicar.

Obras de Misericordia Corporales*

Recuerda: eres discípulo de Cristo, eres miembro de su Pueblo, te ha dado su Vida, pon esa Vida al servicio de los demás