Gaviotas de puerto. Oda a la mujer - Alfa y Omega

¡Qué paradójica es la vida! Nos promete, nos invita, nos seduce con un futuro grande y nos aplasta con la muerte. La muerte propia y ajena, de un marido, de un hijo, de un esposo… La muerte viene como ladrón en la noche (2 Pe 3, 10), sigilosa, imprevista… no sabe de ritmos humanos ni de planes de futuro. Llega, se lleva a uno de los nuestros y atraviesa de soslayo el corazón de los que están cerca.

Gaviotas de puerto, escrita y dirigida por Manuel Carcedo, nos introduce en una tragedia costumbrista andaluza. Los ecos de Lorca, de la tragedia griega y de una resignación popular cristiana envuelven esta historia que nos presenta la vida no como una posibilidad de cumplimiento sino de fatalidad cósmica. «Todo está escrito» repite doña Mariana (Charo Bergon) como leitmotiv en un Cádiz protagonista de las revueltas de los astilleros y la amenaza de 4000 despidos. La dureza de la vida en el puerto se baña en chatos de vino para olvidar o para sobrevivir. La belleza del mar, del cielo, de las gaviotas está eclipsada. El que vive ahí ha olvidado la Andalucía del arte, los poetas y el folclore. Sólo el nacimiento de algo nuevo puede devolver la esperanza. Así comienza Gaviotas de puerto, la llegada inesperada de una novedad. ¿Será suficiente?

La tragedia se desvela en los primeros segundos de la obra. Así es la genialidad de Manuel Carcedo. Doña Mariana, viuda que ha perdido a uno de sus cuatro hijos, zurce calcetines en la puerta de su casa cuando llegan su hijo Carmelo (Alberto Romo) y su novia Lola (Eva Losada), embarazada. Doña Mariana no levanta la mirada de su labor. Este gesto parece mala educación, pero es sabiduría de una mujer que ha vivido. No necesita mirar para conocer. Y, como los personajes de las tragedias griegas, tiene presente que el Destino no hace excepciones con aquellos que alteran el orden establecido de la vida. El modo en que dice «Si Dios quiere» nos evoca más al fatum griego que a un Dios abbá.

Gaviotas de puerto es una oda a la mujer, esposa y madre; mujer que no se rinde, que permanece de pie; mujer que ama y que sufre; mujer sencilla llena de sabiduría; mujer que percibe la trascendencia; mujer que educa sin sermones; mujer de su tierra y de los suyos; mujer que la vida le va arrancando el fruto de sus entrañas. Mariana es la imagen de la Dolorosa andaluza, del himno gregoriano Stabat Mater:

Stabat Mater dolorosa
iuxta crucem lacrimosa,
dum pendebat filius.

Cuius animam gementem
contristatam et dolentem
pertransivit gladius
.

Teatro Karpas, que lleva una andadura de quince años ofreciéndonos obras de grandes autores, nos presenta esta historia escrita y dirigida por Carcedo. Gaviotas en el puerto es una obra profunda que aborda muchos temas interesantes y también extensa (casi dos horas de representación) con un ritmo espeso. Los actores de esta compañía son excepcionales. Hasta la fecha no he visto en Karpas ninguna obra mediocre, y la complejidad de los personajes, de la escenografía y del guión de Gaviotas en el puerto, es solventada por un equipo que contagia su pasión por el teatro. Cualquier obra que se esté representando en Karpas, fíense, es apuesta segura. Claro está que la nueva apuesta de este teatro no está a la altura de Ibsen (Casa de muñecas), Lope de Vega (El perro del hortelano) o Lorca (Bodas de sangre), pero sí que destaca frente a las nuevas creaciones teatrales contemporáneas.

Gaviotas de puerto

★★★☆☆

Teatro:

Teatro Karpas

Dirección:

Calle Santa Isabel, 19

Metro:

Lavapiés, Antón Martín

Sábados a las 19 y 21:30 horas