¿A quién voto? - Alfa y Omega

¿A quién voto?

Los obispos españoles no se pronuncian ante las elecciones del 20 de diciembre. Consideran que el laicado ya es mayor de edad para actuar con responsabilidad

Ricardo Benjumea

No habrá documento de los obispos con las, en otro tiempo, habituales orientaciones ante unas elecciones. Este tipo de pronunciamientos —explican desde la Conferencia Episcopal (CEE)— corresponden a la Comisión Permanente, órgano que celebró su última reunión en septiembre, en una fecha todavía muy lejana a los comicios.

Pero lo cierto es que a muchos les ha sorprendido este silencio en un año marcado por un número inusitadamente alto de contiendas electorales (elecciones andaluzas, autonómicas y municipales, catalanas y ahora las generales). Como única referencia explícita queda en estas últimas semanas el comunicado del cardenal Cañizares, arzobispo de Valencia, y de su obispo auxiliar, monseñor Esteban Escudero, pidiendo el ejercicio responsable del voto, desde criterios como la tutela de los derechos fundamentales o la preservación del «espíritu de respeto a la diversidad y la concordia nacional que se consiguió en España con la Constitución de 1978». El pasado domingo, 37º aniversario de la Carta Magna, la Universidad Católica de Valencia presentó varias medidas profundizando en esta línea.

Mayoría de edad de los laicos

Preguntado en rueda de prensa sobre el silencio de los obispos, el secretario general de la CEE, José María Gil Tamayo, remitió el 26 de junio a la entonces recién aprobado instrucción pastoral Iglesia, servidora de los pobres, que pone el acento en las personas y colectivos que más han sufrido con la crisis económica.

El portavoz de los obispos añade ahora nuevos argumentos en el documental Defendiendo libertades: Cristianos ante las urnas, que hoy, jueves, presenta Goya Producciones. «Nuestro país ya lleva un tiempo de vida democrática y ha habido pronunciamientos suficientes [de los obispos]. El laico hoy que quiere formarse tiene el arsenal suficiente de doctrina. Ahora, lo que no podemos esperar es que los pastores de la Iglesia estén diciendo a cada momento, como si hubiera una minoría de edad permanente en los laicos, qué tienen que hacer». «Otra cosa es que siempre animarán a que sean coherentes con los principios de la fe que profesa».

Laicismo en campaña

En esta campaña electoral, la Iglesia está siendo protagonista directa (e involuntaria), con propuestas como la retirada de la asignatura de Religión o la denuncia de los Acuerdos con la Santa Sede, lanzadas por PSOE, IU o Podemos. Los obispos han tendido puentes a todos los partidos —a los clásicos y a los emergentes— y confían en que, a la hora de la verdad, prevalezca la sensatez. Entre otras cosas, porque, al margen de lo que expresen públicamente los candidatos, la Iglesia no goza de privilegios en España. Por poner un ejemplo, la polémica exención del IBI es la misma que se aplica a las fundaciones de los partidos, a las federaciones deportivas y a otras organizaciones de utilidad pública. En lo que respecta a los conciertos escolares o a la enseñanza religiosa, se trata de un derecho fundamental de los padres (tanto de los católicos, como de los de otras convicciones y creencias), reconocido por la Constitución y por todos los tratados internacionales de derechos humanos.

Pero que se relativice el valor de este tipo de propuestas no significa que no haya preocupación. En su discurso de apertura de la Asamblea Plenaria de noviembre, el cardenal Blázquez mostró su sorpresa ante la aparición de «voces excluyentes del hecho religioso, especialmente de la fe católica, en la vida pública y social». A este lamento, el presidente de la Conferencia Episcopal añadió que algunos sectores, «al margen y en contra de la ley, pretenden romper la unidad de España», en referencia al secesionismo catalán.

Principios irrenunciables

«Los católicos pueden ser tolerantes, adaptarse, pero ¿existe algún punto en el que no debieran transigir?», le pregunta Goya Producciones a José María Gil Tamayo. «Sí —responde el secretario—, hay una serie de cuestiones que el Papa Benedicto llamó los valores irrenunciables», tales como «la defensa de la vida del ser humano», «la justicia social» o la defensa del matrimonio y la familia. «Ningún partido político agota la propuesta del Evangelio» —aclara—, pero «no todas las propuestas de los partidos son iguales desde el punto de vista cristiano: hay unas mejores y peores».

El problema se plantea a la hora de descender a la práctica. Desde RedMadre y el Foro de la Familia, se denuncia que ninguno de los principales partidos ha recogido sus propuestas en defensa de la familia, y que todos, de un modo u otro, han hecho suya la ideología de género. Al mismo tiempo, entre los expertos y personalidades entrevistados en el documental Defendiendo libertades se muestra preocupación por la victoria de un frente de izquierdas que pudiera recortar la libertad educativa o promover la eutanasia. «Estas elecciones, en todo caso, nos pueden plantear mantener el actual statu quo, que es malo, o todavía empeorarlo», resume José Luis Restán, adjunto al presidente de COPE.

Queda reflejado también el malestar por los compromisos incumplidos del PP. La diputada popular Lourdes Méndez Monasterio (eliminada de las listas del partido, junto a los otros nueve congresistas o senadores del PP que rechazaron la minirreforma del aborto) afirma que el voto a un partido que defiende que «en España exista aborto libre» no puede ser considerado «en ningún caso» un mal menor.

Se plantea lo que Goya Producciones llama «la pregunta del millón»: «¿A quién podemos votar?». Si en algo coinciden las fuentes consultadas es en denunciar la baja participación de los católicos en la vida pública. «La política o la haces tú o te la hacen», dice el exdiputado de Unió Democrática de Catalunya Manel Silva. «Hay que salir de la pasividad y conformar una sociedad que sea concorde con nuestras propias convicciones, no esperar a que otros la diseñen», remata Gil Tamayo.