La santidad de Juan Pablo II - Alfa y Omega

La santidad de Juan Pablo II

Esta semana se ha dado un paso decisivo hacia la canonización de Juan Pablo II. La Comisión de cardenales ha reconocido un nuevo milagro atribuido a la intercesión del Karol Wojtyla, y sólo falta ya la firma del decreto y el anuncio de la fecha de canonización. Apenas han pasado ocho años desde aquel ¡Santo súbito! en la Plaza de San Pedro

Jesús Colina. Roma

La Comisión de cardenales y obispos de la Congregación de las Causas de los Santos se ha pronunciado. El voto de los participantes en la esperada sesión del 2 de julio, en el Vaticano, ha atribuido la curación inexplicable de una mujer costarricense a la intercesión de Juan Pablo II. El reconocimiento de este milagro, acaecido tras la beatificación de Karol Wojtyla, el 1 de mayo de 2011, constituye un paso decisivo para que la Iglesia católica reconozca solemnemente la santidad del primer Papa polaco de la Historia.

Tras la aprobación del milagro por parte de la Comisión de cardenales y obispos, el cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos, someterá la Causa al Papa Francisco, a quien corresponde tomar la decisión final y fijar la fecha de la ceremonia de canonización.

Según algunas fuentes, hay que esperar también pronto noticias relativas a la Causa de Pablo VI. Benedicto XVI aprobó sus virtudes heroicas en diciembre de 2012, y para su beatificación sólo falta el reconocimiento de un milagro atribuido a su intercesión. Asimismo, se habla de avances en el proceso del Beato Juan XXIII, cuya canonización parece estar cada vez más cerca.

Modelo e intercesor universal

La canonización constituye uno de los actos más solemnes que puede realizar un Papa, por el que reconoce que una persona goza de la comunión con Dios tras su muerte y puede ser presentada al pueblo de Dios como modelo de vida cristiana e intercesor universal.

Según un reciente documento hecho público por la Congregación de las Causas de los Santos, «la canonización es la suprema glorificación por parte de la Iglesia de un Siervo de Dios elevado al honor de los altares, mediante un Decreto, definitivo y preceptivo para toda la Iglesia, comprometiendo el magisterio solemne del Romano Pontífice». Así se explica la complejidad del proceso que lleva a esta declaración definitiva de la Iglesia; un proceso que, en el caso de Karol Wojtyla, se abrió el 28 de junio de 2005 y comenzó en Roma, ciudad en la que murió y de la que fue obispo durante 26 años y medio.

«Ahorrad ya»

«Id ahorrando ya» para ir a Roma, a la canonización de Juan Pablo II. La semana pasada, el cardenal Dziwisz, arzobispo de Cracovia y ex secretario del Papa polaco, dio este consejo a un grupo de jóvenes del colegio CEU San Pablo Montepríncipe, que tuvieron una audiencia con él, durante una peregrinación a Polonia. Al preguntarle qué se sabía sobre la fecha de la celebración, respondió: «Tened paciencia. Os puedo decir que no vamos a tener que esperar mucho; todo está casi hecho».

Subrayó la enorme cantidad de relatos de presuntos milagros recibidos para la Causa. Son frecuentes, por ejemplo, los de parejas estériles que, por su intercesión, lograron tener un hijo. Contó asimismo cómo su oración, estando aún vivo, también logró curaciones. «Yo, cuando tengo dificultades, siempre acudo a él, y me ayuda. Mi consejo para vosotros, ante las dificultades, y también ante las cosas del corazón, es: acudid a él; pedid, por su intercesión, todas las gracias que necesitéis».

El proceso de beatificación

La Causa de canonización de Juan Pablo II se abrió por expreso deseo del Papa Benedicto XVI, y ha seguido los pasos ordinarios de cualquier otra Causa. La única excepción que hizo el Papa emérito fue la de abrir el proceso sin esperar a que transcurrieran cinco años de su muerte, tal como establece el Código de Derecho Canónico y como ocurrió con Madre Teresa de Calcuta.

El anuncio de la apertura de la Causa fue acogido en su día con gran alegría en el mundo católico, donde aún sigue vivo el grito Santo súbito! (¡Santo ya!), que decenas de miles de personas corearon en la Plaza de San Pedro del Vaticano durante el funeral de Juan Pablo II, presidido por el entonces cardenal Joseph Ratzinger.

El plazo de cinco años entre la muerte del candidato y el inicio de la Causa busca asegurar que el bautizado haya fallecido con fama de santidad, y que ésta sea constante y difundida en diversos lugares; una condición ya evidente en el caso de Juan Pablo II. Anteriormente, el plazo para abrir la Causa era de más de cincuenta años, pero la norma actual ha decidido reducir el plazo para evitar la desaparición de pruebas.

Del año 2005 al año 2007, tuvo lugar la fase diocesana del proceso de canonización del Papa Wojtyla, celebrada en Roma (con una rama de investigación en la diócesis de Cracovia), coordinada por un sacerdote polaco, monseñor Slawomir Oder, que tenía por objetivo constatar las virtudes heroicas y la fama de santidad de Juan Pablo II, así como recoger testimonios sobre sus presuntos milagros.

El cardenal Camillo Ruini, que entonces era obispo Vicario de la diócesis de Roma, concluyó esa fase diocesana del proceso de beatificación entregando un dosier a la Congregación de las Causas de los Santos, en el que se recogían 130 testimonios decisivos, así como las conclusiones de teólogos e historiadores.

El dosier se sintetizó en una Ponencia sobre las virtudes de Juan Pablo II, que se presentó al voto de la Comisión de Teólogos y, posteriormente, a la Comisión de los Cardenales y Obispos miembros de la Congregación de las Causas de los Santos. Así, el 19 de diciembre de 2009, Benedicto XVI firmaba el Decreto que atestiguaba sus virtudes heroicas y le proclamaba Venerable.

Un milagro inexplicable

El proceso pasaba después a analizar un milagro atribuido a la intercesión de Juan Pablo II. Hasta el 1 de abril de 2009, la Congregación de las Causas de los Santos había recibido testimonios de la existencia de 251 presuntos milagros atribuidos a la intercesión de Juan Pablo II. Algo más de un año después, el 14 de enero de 2011, Benedicto XVI promulgaba el Decreto que atribuía a la intercesión del Papa Wojtyla la curación milagrosa de la religiosa francesa sor Marie Simon-Pierre, nacida en 1961, quien quedó curada inexplicablemente de la enfermedad de Parkinson.

Esta enfermedad había obligado a sor Marie a dejar su trabajo como enfermera en el Área de maternidad de un hospital de Arlés, en Francia. El 2 de junio de 2005, cuando tenía 44 años, tras haber pedido a Juan Pablo II una mejora en su enfermedad, el Parkinson desapareció totalmente.

De este modo, la beatificación tuvo lugar en la Plaza de San Pedro del Vaticano, el 1 de mayo de 2011, la primera en la que un Pontífice elevaba a los altares a su predecesor. Participaron más de un millón de fieles procedentes de todo el mundo, entre los cuales hubo numerosos polacos.

El féretro del Papa, exhumado con este motivo, que hasta entonces se encontraba en las Grutas Vaticanas, fue trasladado a la capilla de San Sebastián, en la basílica de San Pedro, contigua a la de la Piedad, de Miguel Ángel, en donde hoy es venerado por los numerosos peregrinos que acuden a Roma. El proceso de beatificación de Juan Pablo II ha sido el más corto de la historia moderna de la Iglesia católica, ya que duró seis años y 30 días, superando en un mes el proceso de beatificación de la Madre Teresa de Calcuta. A pesar de ello, y según ha explicado reiteradamente el padre Federico Lombardi, portavoz de la Santa Sede, en el proceso se han seguido de manera minuciosa todos los requisitos canónicos.

Sor Marie Simon Pierre, ante una reliquia de Juan Pablo II, durante la ceremonia de su beatificación.

Hacia la canonización

Una vez beatificado el Siervo de Dios, para llegar a la canonización se debe verificar un nuevo milagro, posterior a la beatificación y atribuible a la intercesión del Beato. En el caso de Juan Pablo II, este segundo milagro fue analizado en junio por la Comisión de teólogos de la Congregación de las Causas de los Santos. Ya a finales del mes de abril, la Comisión científica, compuesta por médicos, había declarado ante la Congregación de las Causas de los Santos que se había constatado una curación científicamente inexplicable. Los médicos no declararon que fue un milagro; simplemente, como científicos, se limitaron a constatar que la curación era inexplicable. Sólo se pueden analizar curaciones de enfermedades en las que esté comprobado que, en el futuro, no pueda haber recaídas. No sería aceptable que se reconozca la curación inexplicable de una enfermedad que no ha desaparecido totalmente y que vuelve a hacer acto de presencia en la vida de quien experimenta el milagro.

Este nuevo paso hacia el reconocimiento de la santidad de Juan Pablo II y el enorme interés que genera demuestra cómo Karol Wojtyla sigue tocando el corazón de millones de personas… Ahora incluso más que antes.

El segundo milagro del Papa

El milagro, necesario para la canonización, se ha dado en una mujer costarricenese, Floribeth Mora, quien fue curada de un aneurisma cerebral, el 1 de mayo de 2011, pocas horas después de que, en Roma, Benedicto XVI presidiera la ceremonia de beatificación de su predecesor. Floribeth se presentó en el hospital, tres semanas antes, con un dolor de cabeza muy fuerte, lo que después fue diagnosticado como un aneurisma de especial gravedad, por lo que los médicos decidieron no operar. Floribeth volvió a casa con un oscuro pronóstico: sólo le daban un mes de vida. Sin embargo, ese 11 de mayo, Floribeth y su familia participaron en una procesión con el Santísimo Sacramento; ante Él, Floribeth pidió ayuda a Juan Pablo II, a quien la Iglesia acababa de proclamar Beato. Días después, acudió al santuario de la Virgen de Ujarrás, donde estaba expuesto un relicario con sangre de Juan Pablo II, y allí pidió de nuevo el milagro. Hoy, Floribeth está totalmente curada y el aneurisma ha desaparecido, algo inexplicable según los médicos que la han atendido. Pero eso no es todo: ya se habla de un doble milagro dentro de la familia de Floribeth, pues varios de sus miembros han recuperado la fe tras la curación de su pariente.

Para la ceremonia de canonización se barajan varias posibilidades: el 20 de octubre, una fecha cercana al aniversario del comienzo oficial de su pontificado, el 22 de octubre; el 8 de diciembre, fiesta de la Inmaculada Concepción de María; e incluso el 27 de abril de 2014, fiesta de la Divina Misericordia, muy ligada a Juan Pablo II, pues él mismo la instituyó, y falleció, precisamente, la Víspera de esta celebración. Lo cierto es que la canonización de Juan Pablo II se puede dar ya por próxima y segura.