Un profeta mal recibido - Alfa y Omega

Un profeta mal recibido

José Francisco Serrano Oceja

Cuando el visitante se acerca a la plaza de la catedral latina del Espíritu Santo, de Estambul, se topa con una imponente estatua de bronce de Benedicto XV. Una imagen erigida en 1921 con los donativos de católicos y musulmanes, armenios y hebreos, que ayudaron al proyecto del sultán Mehmet VI. Al pie de la estatua se puede leer la inscripción: «Al gran Papa de la trágica hora del mundo, Benedicto XV, benefactor del pueblo sin discriminación de nacionalidad o religión. En señal de gratitud, el Oriente».

El 27 de abril de 2005, Joseph Ratzinger, ya Papa, en su discurso de la Audiencia general, dijo que «he querido llamarme Benedicto XVI para unirme espiritualmente al venerado Pontífice Benedicto XV, que guió a la Iglesia en un período atormentado a causa del primer conflicto mundial. Fue valiente y auténtico profeta de paz y se dedicó con valeroso coraje en primer lugar a evitar el drama de la guerra y después a eliminar sus consecuencias nefastas». La más reciente historiografía está rehabilitando la figura de Benedicto XV. Según el historiador Federico Requena, ese pontificado «fue incomprendido por la mayoría de sus contemporáneos. Se ha intentado explicar esa incomprensión argumentando que Benedicto XV fue plenamente un adelantado para su tiempo, pero que se enfrentó como pocos a algunos aspectos del mundo que le tocó vivir». Más recientemente, Ives-Marie Hilaire lo definió como un profeta mal recibido.

Nos encontramos con una biografía bien pensada y escrita. Un texto que es fruto de la finura de la pluma de un diplomático que ha dedicado no pocas horas a bucear en los archivos, tanto vaticanos como de diversos países, sobre la figura de Giacomo Giambattista della Chiesa. Un Papa apasionante que se caracterizó, entre otras muchas razones, por intentar parar la primera Gran Guerra. Y, como señala Pollard, si no pudo, lo que hizo acabó dando sus frutos. Benedicto XV envió una nota con un plan de paz a las partes en conflicto en agosto de 1917. Una nota que tuvo un escaso éxito inmediato. Sin embargo, pasados los años, los especialistas se preguntan aún cuál fue la influencia de esa nota en los 14 puntos que el presidente de los Estados Unidos, Woodrow Wilson, presentó en el Congreso americano el 8 de enero de 1918.

A corto plazo, ese pontificado reforzó la imagen e influencia de la diplomacia papal, que iba a tener gran importancia en el período posbélico. A largo plazo, puso los cimientos a un nuevo papel del Papado en la construcción de la paz que ha sido continuado por la mayoría de los sucesores de Benedicto, de manera especial Pío XII al inicio de la II Guerra Mundial, Juan XXIII durante la crisis de los misiles en Cuba, Pablo VI en la Guerra de Vietnam y Juan Pablo II durante la Guerra del Golfo.

Hay otros muchos temas, en esta biografía, que merecen la atención. Por ejemplo, las relaciones de Della Chiesa con los cardenal Rampolla, Gasparri, y, en otro sentido, con Merry del Val. Su etapa de ostracismo interno, o su época en la Nunciatura de Madrid. Apasionante historia, sin duda.

Benedicto XV. Un pontificado marcado por la Gran Guerra
Autor:

Pablo Zaldívar Miquelarena

Editorial:

EUNSA