Radim Uchac, líder provida checo: «Lo peor que nos puede pasar es la resignación» - Alfa y Omega

Radim Uchac, líder provida checo: «Lo peor que nos puede pasar es la resignación»

La Marcha por la Vida que se celebra en la República Checa en torno al 25 de marzo es una de las convocatorias de este tipo veteranas en Europa: se celebra desde 2001. Radim Uchac, presidente del Movimiento checo por la Vida y uno de los organizadores de la marcha, anima a los españoles a salir a la calle en defensa de la vida, el próximo 22 de noviembre

María Martínez López

El año pasado, el anteproyecto de ley del Gobierno de España que limitaba el aborto consiguió una respuesta muy positiva de líderes provida de todo el mundo. Esperaban que España fuera el primer país de Europa occidental que limitara su ley del aborto. ¿Cómo reaccionó a la retirada del anteproyecto?
Esperaba que ocurriera esto. El liderazgo de los partidos cristianodemócratas (populares) europeos lleva mucho tiempo jugando su papel en la revolución cultural global. Su meta es destruir los estados nacionales y las raíces cristianas para construir una sociedad humanista mundial. Pero a pesar de todo, esperaba que el Partido Popular respetara el enorme potencial de sus votantes. Me decepcionó la dimisión del ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón. Ha sido un gesto impresionante, pero no puedes bajarte de la cruz o huir de la batalla. El señor Ruiz Gallardón ha recibido muchos dones, y debería haber luchado conforme a ellos.

Desde su experiencia, ¿por qué es importante que la gente se manifieste en la calle para defender el derecho de todos a la vida?
La República Checa es un país con aborto legal desde hace casi 60 años. Sin embargo, la gente lo considera un mal enorme. No se encuentra publicidad sobre el aborto, y nadie se atrevería a hablar de ello como un derecho de la mujer, como algo positivo. Con todo, la mayoría quiere mantener la ley como está, una especie de puerta de atrás. Así que no podemos cambiar la situación a la fuerza. Las Marchas por la Vida y las manifestaciones que organizamos, en general tienen la meta de difundir el mensaje de que ninguna mujer tiene que abortar porque hay miles de personas dispuesta a ayudarla en el caso de que su pareja no quiera apoyarlos a ella y a su hijo. Como consecuencia, el aborto se convertiría en algo obsoleto. Las mujeres siempre encontrarán suficiente personas colaboradoras que les ayuden. El objetivo de nuestra manifestación es, por tanto, cambiar el clima cultural, ganar una mayoría y finalmente, como consecuencia, cambiar la ley. Prácticamente ninguna mujer aborta por una decisión libre. Casi siempre sufre presiones, por parte de un compañero egoísta, de sus padres o de circunstancias difíciles.

¿Dan fruto estas manifestaciones?
Sí. Anima a los participantes a ser activos en sus lugares de origen. También cambia a la sociedad. Otro momento importante es el despertar dentro de la Iglesia católica. Lo peor que nos puede pasar es la resignación y el silencio.

¿Qué sacrificios asuma la gente en la República Checa para participar en la Marcha por la Vida?
Ofrecen su tiempo, los gastos del viaje y mucha paciencia, especialmente las familias con niños. Lo que hacen es maravilloso. Lo más importante que vemos es mostrar a la gente lo que pueden hacer en sus regiones. Intentamos motivarles para que organicen Marchas por la Vida regionales pero, más importante aún, para que logren el apoyo de médicos, artistas, hospitales y pueblos para nuestro último proyecto de apoyo a las mujeres que son forzadas a abortar a sus hijos. La gente se cansa de las manifestaciones vacías, y necesitan algo que de fruto real y ayude de verdad a las mujeres.

¿Qué mensaje enviaría al Gobierno español, y a los ciudadanos provida de España?
A los políticos: no vendan su nación. No la sumerjan en el mal. No vendan sus almas. A los provida: Dios está de nuestra parte. La batalla contra del aborto, la ideología homosexualista, la educación sexual, etc. es, sobre todo, una batalla espiritual por las almas de nuestra nación y de las personas concretas. Y cada alma que salvamos tiene un valor inmenso.