Los esperanzados tomarán las calles de Madrid - Alfa y Omega

Los esperanzados tomarán las calles de Madrid

Redacción

El próximo mes de agosto, cientos de miles de jóvenes tomarán las calles de Madrid. No lo harán con ira ni con indignación, sino con alegría y esperanza. Si no vienen a protestar, no es porque no sufran problemas, sino porque han encontrado una vía de solución. Han sentido la necesidad de venir a Madrid para compartir con sus coetáneos el gozo de saber que, en la vida, importa más el ser que el tener, la alegría de experimentar la presencia de una Persona que colma su necesidad de amar y ser amados, y la ilusión por sentir que el futuro tiene un sentido que les trasciende. Tenemos que prepararnos para aprender mucho de todos estos jóvenes madrileños, españoles y de todos los países de los cinco continentes, que afrontan el mañana con esperanza a pesar de las dificultades. La Jornada Mundial de la Juventud no sólo es una fuente de esperanza para el futuro. La preparación de esta celebración ya ha puesto de manifiesto las energías positivas que nuestra pesimista sociedad todavía atesora. Ya podemos alegrarnos con la movilización de voluntarios de todas las edades para trabajar en esta Jornada Mundial de la Juventud. También resulta un espectáculo gratificante, por lo inédito, la unidad entre instituciones gobernadas por distintos partidos políticos para apoyar la celebración de la Jornada, convencidos del interés que tiene para toda la sociedad española.

Entre estos signos de esperanza que la Jornada Mundial de la Juventud ha suscitado, me parece especialmente importante el espectáculo de la sociedad civil española colaborando públicamente con la Iglesia católica, del que he podido ser testigo como Secretario de la Fundación Madrid Vivo. Dejando atrás complejos y estereotipos heredados de la complejidad de nuestra historia, los empresarios españoles han entendido que apoyar esta iniciativa suponía implicarse en la construcción de una sociedad mejor desde el punto de vista de la responsabilidad social corporativa. La Fundación, de la que el cardenal arzobispo de Madrid ostenta la presidencia de honor, ha abierto un camino estable para que los creadores de riqueza material y los administradores de riqueza espiritual colaboren en beneficio de la sociedad española.

Éste es el principal regalo de bienvenida que Madrid presentará al Romano Pontífice: una sociedad que ha superado sus divisiones, para aprender a trabajar juntos por el desarrollo integral de las personas y para recuperar la esperanza de la mano de los jóvenes.