40 días de oración y ayuno para parar la «aberración» del aborto
24 ciudades acogen desde este miércoles la campaña de Cuaresma de 40 Días por la Vida. «Esto es una lucha entre el bien y el mal, y sin Dios no lo podremos lograr», dice un voluntario
Este Miércoles de Ceniza comienza la campaña de Cuaresma de la iniciativa 40 Días por la Vida. Hasta el 24 de marzo, en 27 puntos de 24 ciudades españolas cientos de voluntarios ofrecerán su oración y su ayuno por el fin del aborto en nuestro país.
Si en la campaña anterior en España, celebrada entre octubre y noviembre del año pasado, fueron cinco los bebés rescatados del aborto, y durante la Cuaresma de 2023 se lograron otros ocho rescates, este año se repite la experiencia con la mirada puesta en seguir sacando de este drama a madres y niños.
«El aborto es una aberración y es necesario que se termine», afirma Marcos, un estudiante universitario de Madrid encargado de coordinar los turnos de los miércoles frente a un conocido centro de la capital. Marcos conoció la iniciativa gracias a su hermana, también coordinadora de 40DPLV, y ya lleva cuatro años rezando y ayunando por el fin del aborto en España.
«El ayuno es necesario y creo que se debería incidir más en él, porque el aborto es un mal tan grande que nosotros solos con nuestras fuerzas no podemos frenarlo», dice. «Si alguien puede hacerlo es Dios, y ayunar es un modo de potenciar la fuerza de nuestra oración. Es una manera de renunciar a algo que es bueno para pedir por un bien que es mucho mayor», añade.
Para este estudiante de Historia y Magisterio, «muchas veces se hacen cosas buenas y necesarias para parar este drama, pero quizá se nos olvide el poder de la oración. Esto es una lucha entre el bien y el mal, y sin Dios no lo podremos lograr».
En su caso, él nunca ha sido testigo en estos cuatro años de un rescate en directo, pero sí es consciente de que «cuando una mujer va a abortar se le nota mucho en la cara, y cuando sale de allí la puedes ver fulminada. En realidad, van con un hijo y se van a casa sin él, y eso es muy duro para ellas». Por eso sigue rezando, ya que sabe que «aunque a veces no veamos los frutos de lo que hacemos, Dios sí los ve. Él está al mando, y a nosotros nos toca confiar y tener fe».