40 años de Familiaris consortio: «La gente sigue queriendo un amor para siempre» - Alfa y Omega

40 años de Familiaris consortio: «La gente sigue queriendo un amor para siempre»

Este lunes se cumple el 40 aniversario del primer documento papal específicamente orientado a la familia. «Fue un texto premonitorio», explica la directora del Instituto de Estudios de la Familia CEU

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Juan Pablo II con una familia en la plaza de San Pedro en 1981, el año de la publicación de ‘Familiaris consortio’. Foto: L’Osservatore Romano.

El Instituto de Estudios de la Familia CEU organizó la semana pasada una mesa redonda sobre «Memoria, realidad y futuro de la Familiaris consortio a los 40 años». A pesar de que muchos elementos del documento «siguen vigentes», la legislación «de tipo ideológico» que se está aprobando últimamente en España «cuestiona de manera especial a la familia», explica Carmen Fernández de la Cigoña, directora del Instituto

40 años ya desde que se publicó Familiaris consortio. ¿Qué supuso este documento en ese tiempo?
Hay que tener en cuenta que por entonces empezaba a legislarse en muchos países sobre el divorcio, y algunos estaban ya aprobando leyes a favor de la despenalización del aborto. Todo eso atentaba de alguna manera contra todo aquello que se entendía unánimemente como «familia». Lo que hizo Juan Pablo II fue entrar en esta situación elaborando un documento sobre una institución hacia la que siempre había tenido una gran predilección. Nunca antes se había elaborado un documento específicamente orientado a la familia. El Papa era muy consciente del valor que tenía para la persona y para la sociedad, y lo quiso poner de manifiesto.

¿No era, de algún modo, abordar un asunto muy evidente?
No tanto. En España, por ejemplo, ya se había aprobado la ley del divorcio unos meses antes. Nuestro Código Civil aboga por la estabilidad del matrimonio y por la fidelidad de los cónyuges, pero en el ambiente eso no era ya algo tan obvio. De alguna manera empieza a cuestionarse la realidad de la familia como es. Empieza a hablarse de distintos modelos de familia, y se habla de la familia «tradicional» con un sentido peyorativo. A los pocos años llegará en España la despenalización del aborto. En realidad, es un documento muy premonitorio, en el que Juan Pablo II describe todos los riesgos que puede sufrir esta institución.

¿Cree que se le hizo caso al Papa?
Hay muchas cosas de Familiaris consortio que siguen vigentes. Describe a la familia con términos muy actuales: Iglesia doméstica, célula básica de la sociedad, primera escuela de humanidad… Sus tesis han pasado después al magisterio posterior, como uno de los «principios irrenunciables» de los que habló Benedicto XVI, o como una de las víctimas de «cultura del descarte» de las que ha hablado el Papa Francisco.

Pero también hay que reconocer que algunas de las amenazas que vio el Papa entonces han ganado terreno. Creo que estamos en una dinámica en la que lo verdaderamente importante para la persona está, o bien puesto en cuestión, o directamente despreciado, no sé con qué interés. Hoy se cuestionan todas las instituciones, y de manera clara la familia. Es algo que se puede apreciar en toda la legislación de tipo ideológico que se está aprobando últimamente en España.

¿Hay marcha atrás? Siendo algo natural, inscrito en el deseo de felicidad de la gente, esta situación debería revertir…
Estoy convencida que será así, pero no sé cómo tienen que ir de mal las cosas para que la gente se dé cuenta de ello. No se trata de revalorizar la familia, porque en realidad es ya la institución más valorada en todas las encuestas, y es el primer recurso al que acudimos en todas las crisis, no solo en las económicas. Eso lo vemos todos los días.

Sin embargo, los índices de natalidad y de nupcialidad –canónica y civil– están en retroceso, y hoy el ambiente es muy contrario a la familia. Por eso, lo que hace falta que la sociedad despierte y que la familia vuelva a ser lo que es: una escuela de virtudes, de austeridad, de bien y belleza… No hay duda de que la familia volverá, porque constituye la raíz y la seguridad de la persona. En la mayoría de las familias hay amor, y eso es precisamente lo que la gente quiere.

35 años después vino de la mano del Papa Francisco otro documento sobre la familia: Amoris laetitia. ¿Supuso una actualización o una superación de Familiaris consortio?
El tema es el mismo: la importancia de la familia para la persona. Pero hoy la sociedad es muy distinta. El Papa convocó dos Sínodos sobre la familia, y ya al principio del primero aclaró: «La doctrina no se toca», porque no puede ser distinta. Lo diferente es que debido al ambiente y a las legislaciones que hemos tenido hay más familias en situaciones complejas y dolorosas, y es ineludible hacer una pastoral ante esta realidad. Pero el matrimonio sigue siendo lo que es, y la familia también, aunque las circunstancias sociales hayan cambiado. El anhelo de felicidad sigue siendo el mismo. La gente no se casa o tiene pareja para estar sola dentro de dos años. La gente lo que quiere es un amor para siempre, y eso es lo que tenemos que ayudar a crecer.