Desde el corazón de la Iglesia - Alfa y Omega

Desde el corazón de la Iglesia

Redacción
Benedicto XVI, con las Hermanas de la Visitación de Santa María, en el Vaticano

La misión particular de las monjas contemplativas del monasterio Mater Ecclesiae, fundado por el querido Beato Papa Juan Pablo II en el Vaticano, es acompañar, con la oración y el sacrificio, al sucesor de Pedro.

Desde el 7 de octubre de 2009, estamos en este corazón del corazón de la Iglesia siete Hermanas de la Orden de la Visitación de Santa María, más conocidas en España como Salesas. Aquí, con nuestra vida oculta, intentamos vivir nuestro carisma de humildad para con Dios y de dulzura para con el prójimo, de sencillez, alegría, ardiente celo apostólico, al estilo de la Virgen María.

Venimos de cuatro naciones: una de Italia, una de Colombia, una de Guinea Ecuatorial y cuatro de España. Estamos convencidas de que nada pasa por casualidad… Y, por eso, ¿cómo no ver la mano de Dios en el hecho de que, durante los tres años que viviremos aquí, el Papa vaya dos veces a tierras españolas? Y una de ellas para el gran acontecimiento de la JMJ… Si toda nuestra vida es por él, ¡cuánto más ahora!

Sin duda, es una delicadeza del Santo Padre con España. El Papa confía en la Iglesia de España, sabe que es capaz de acoger a los cientos de miles de jóvenes de todo el mundo que irán a encontrarse con él, pero, al mismo tiempo, este gesto suyo puede verse como una llamada a despertar, a revitalizar el entusiasmo en el seguimiento de Cristo, en el anuncio del Evangelio, que siempre nos ha caracterizado.

El Papa va a España con ilusión, sí. Lo comprobamos en su visita a nuestro monasterio, el 14 de diciembre de 2010. Al saber que una de nosotras era de Madrid, dijo con alegría: ¡Madrid! ¡Yo iré a Madrid!; —Santo Padre, allí le esperan, le quieren mucho…¡Sí, Madrid, Madrid!

Queridos jóvenes, desde nuestro piccolo y privilegiado monasterio, estaremos unidas a vosotros y pediremos para que la palabra del Papa, tan viva, tan cercana, tan profunda, os ayude a manteneros firmes en la fe, a arraigaros cada vez más en Cristo, que, como él repite muchas veces, no quita nada, sino que lo da todo. ¡Lo sabemos por experiencia!

Querido Santo Padre, ¡le acompañamos con todo nuestro corazón! ¡Gracias, Santo Padre, por volver a España! ¡Gracias! Y… ¡arrivederci!