Francisco en África - Alfa y Omega

Francisco en África

No hay mejor escenario posible en el mundo para deslegitimar la violencia en nombre de Dios que la República Centroafricana

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Foto: REUTERS/Siegfried Modola

Unas 32.000 personas perdieron la vida en atentados terroristas en 2014, un 80 % más que en 2013, según acaba de hacer público el Global Terrorism Index. Irak fue el país más golpeado, pero el grupo que encabeza este macabro índice no es el Daesh, sino Boko Haram. La organización nigeriana ha ampliado su radio a Somalia, República Centroafricana, Sudán del Sur o Camerún, países que ya sufrían el azote de otros grupos islamistas. África se lleva la peor parte del terrorismo, aunque en Europa esas matanzas pasen a menudo desapercibidas.

No hay hoy, probablemente, mejor escenario en el mundo para deslegitimar la violencia en nombre de Dios que la República Centroafricana. Pese a los evidentes riesgos, el Papa se ha empeñado personalmente en visitar este país, donde abrirá la Puerta Santa del Año de la Misericordia en la catedral de Bangui y hará memorables visitas, como las previstas a una mezquita o a un campo de refugiados. Francisco sembrará sobre terreno ya arado por varios líderes católicos, evangélicos y musulmanes, profetas de paz en medio de un conflicto con causas en origen ajenas a la religión, pero que con el tiempo (y la manipulación interesada de algunos) ha adquirido esa dimensión. Ese patrón se repite en otros muchos conflictos, lo que hace urgente un posicionamiento de los líderes religiosos contra la violencia. Esto es algo que, desde hace tiempo, se le viene reclamando al mundo musulmán. Reacciones como las vistas estos días tras los atentados de París o Malí son, en este sentido, un signo de esperanza.

Pero África es mucho más que un continente amenazado por la guerras y la pobreza. El Papa visita tres importantes países de un continente en claro ascenso, con algunas economías en rápido crecimiento y una población que, en unas décadas (poco después de 2050), cuadriplicará a la de Europa. La propia Iglesia se verá condicionada por esta realidad. El porcentaje de cristianos en el continente ha pasado en un siglo de menos de un 10 % a más de un 60 %. Es cierto que África sigue siendo, en buena medida, continente de misión, pero posee valiosos tesoros, como esa vitalidad que, en otros lugares, hace tiempo que empezó a escasear.