La guía para convertirse en misionero - Alfa y Omega

La guía para convertirse en misionero

José Calderero de Aldecoa

La diócesis de Getafe cumple 25 años y para celebrarlo ha organizado la Gran Misión. El objetivo es «llenar de dinamismo misionero toda la vida parroquial y asociativa de la Diócesis para encontrarnos con Cristo, salir a la búsqueda del prójimo y acrecentar la vida espiritual en nuestra Iglesia Diocesana», explican.

Pero para llevar a cabo la Gran Misión hace falta misioneros y para que haya más misioneros, la diócesis de Getafe ha publicado la Guía del Misionero, un pequeño libro para convertir a las comunidades cristianos en comunidades evangelizadores, para que cada cristiano asuma su tarea misionera.

Desde Alfa y Omega nos hemos fijamos especialmente en cuatro de los puntos de la Guía: Los tres círculos de la misión, las 10 virtudes del misionero, los tipos de la acción misionera y el proyecto misionero parroquial.

Los tres círculos de la misión

Una de los primeros apartados de la Guía del Misionero es el que se refiere a los destinatarios de la misión. En este punto se habla de los tres círculos de la misión. El primer círculo es el de los que vienen asiduamente. Para ellos la propuesta es que les arda «el corazón a los que ya caminan con el Señor». El segundo círculo habla de los que vienen ocasionalmente. Con ellos, «la Iglesia se empeña para que vivan una conversión que les devuelva la alegría de la fe y el deseo de comprometerse con el Evangelio». El último círculo es el de los que no vienen. La propuesta es «salir a buscarles. Los cristianos tienen el deber de anunciar a Dios sin excluir a nadie, no como quien impone una nueva obligación, sino como quien comparte una alegría».

Las 10 virtudes del misionero

Alegría: Cuando hay un encuentro real con Cristo, el corazón se llena de alegría. Y esa alegría «es contagiosa y grita el anuncio, y ahí crece la Iglesia», explicaba el Papa Francisco durante la canonización de san José de Anchieta.

Autenticidad: Hay que salir con la fuerza de las obras. Que tus obras no desautoricen tus palabras.

Naturalidad: Cuando uno es natural genera atracción. Cuando un católico es coherente, vive su fe con naturalidad.

Perseverancia: El discípulo misionero debe perseverar y cultivar una espiritualidad creciente en su corazón.

Oración y sacramentos: Así como el cuerpo físico requiere alimento para poder nutrirse y ser vigoroso, así también es necesario alimentar el espíritu con los sacramentos y con la oración, siendo éstos el vínculo más perfecto para mantener la comunión con Dios.

Paciencia: El misionero no debe desfallecer en su objetivo, ni debe desalentarse ante la falta de respuesta. Las cosas de Dios siempre son como la gota de agua que poco a poco logra horadar la roca.

Saber escuchar: Si queremos que los demás nos escuchen tenemos que empezar por saber escuchar. La gente está cansada de sermones. A veces con sólo escuchar ya estamos evangelizando.

Comunión eclesial: Dios nos ha creado con sentido de comunidad para que también busquemos la salvación juntos y así nos preocupemos unos de otros.

Sencillez: Buscar la comunicación más efectiva con los demás, utilizando los térrmonos más llanos y comprensibles posibles.

Misericordia: ¿Quiénes somos nosotros para erigirnos como jueces sobre las vidas ajenas?

Los tipos de la acción misionera

El anexo II de la Guía del Misionero recoge algunas propuestas de acciones misioneras, destinadas, cada una de ellas, a algunos de los círculos de la misión. A modo de sugerencia, la Guía propone, entre otras actividades, los Encuentros familiares «con otras familias que están viviendo su fe»; la actividad Puerta a puerta, en la que se visita «a las personas casa por casa para hacer una invitación a todas las actividades que realiza la parroquia»; el Deporte misionero, «para generar una instancia de contacto e integración con familias de la comunidad»; o el Café misionero, donde se crean «espacios de encuentros entre personas interesadas en analizar diversas problemáticas de actualidad que preocupen a la iglesia, en un ambiente informal, de gran apertura».

Proyecto misionero parroquial

La Guía del Misionero está para ser leía, pero sobre todo para ser rezada, discutida y concretada. El objetivo no es recordar unas bonitas palabras sobre qué es y cómo se hace la misión. La última parte de la Guía recoge una plantilla para concretar el proyecto misionero de cada parroquia, a la que se le invita que ponga por escrito todas las acciones misioneras que va a realizar para los tres círculos de la misión. El domingo 29 de noviembre, primer domingo de Adviento, finaliza el plazo de envío de los proyectos misioneros a la secretaría de la Gran Misión.

Puede consultar la Guía del Misionero y el resto de materiales para la Gran Misión AQUÍ