Con los musulmanes, contra el terrorismo - Alfa y Omega

Con los musulmanes, contra el terrorismo

Ricardo Benjumea
Foto: EFE / EPA / Yoan Valat.

Lo advirtió en marzo el primer ministro, Manuel Valls: «la pregunta no es si habrá un nuevo atentado en Francia o en Europa, sino cuándo y dónde». La matanza de París se produce en plena crisis de refugiados (la Comisión Europea prevé la llegada de un millón de personas solo en este 2015) y en pleno auge de los populismos xenófobos, con el contrapunto de la radicalización en varios países europeos de muchos jóvenes de familias musulmanas. Pareciera que se necesitara solo encender una cerilla para hacer estallar el polvorín. Esa era, claramente, la pretensión de los atentados del 13 de noviembre, la segunda matanza islamista perpetrada en menos de un año en el país con mayor presencia mahometana en Europa (en torno al 8 % de la población).

«Que la moderación, la templanza y el dominio de los que todos han dado prueba hasta el momento se confirmen en las semanas y en los meses próximos». «Que las personas no se dejen abandonar al pánico o al odio», pedía el arzobispo de París, el cardenal André Vingt-Trois, unas horas después de los atentados.

El portavoz vaticano, Federico Lombardi, insistía el sábado en la necesidad de «continuar construyendo paz y confianza recíproca». «Si nosotros nos dejamos aterrorizar, [los terroristas] han alcanzado ya su primer objetivo».

Con mayor rotundidad todavía, el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Papa, invitó a los musulmanes a sumarse a la celebración del Año de la Misericordia «como desea el Santo Padre». «El Misericordioso es el nombre más bonito de Dios para los musulmanes», argumentó el purpurado en una entrevista al diario católico La Croix.

Para derrotar al Daesh «se necesita una movilización general en Francia, en Europa y en todo el mundo». Eso incluye también el uso de la fuerza «para erradicar este mal del terrorismo». Siguen vigentes —aclaró Parolin— las palabras del Papa en agosto de 2014, cuando dijo que «es lícito detener al agresor injusto».

Pero es necesaria también «una movilización que despliegue todos los recursos espirituales para aportar una respuesta positiva al mal. Eso pasa por la educación para la refutación del odio, dando respuestas a los jóvenes que se van a la yihad. Hay necesidad de convocar a todos los actores, políticos y religiosos, nacionales e internacionales. Hay una gran necesidad de combatir contra esto juntos. Sin esta unión, esta difícil batalla no se ganará. Y es necesario implicar a la comunidad musulmana. Ellos deben ser parte de la solución».

Foto: EFE / EPA / Yoan Valat.

Autocrítica en el islam

Así lo han entendido también los representantes de las comunidades islámicas en Francia y en otros países. El domingo, varios imanes se congregaron junto a la sala de conciertos Bataclan —escenario de la mayor matanza— y, acompañados de rabinos judíos, rezaron por las víctimas y cantaron La Marsellesa.

Hubo espacio para la autocrítica. Hocine Drouiche, vicepresidente del Consejo de Imanes de Francia, reconoció que en las comunidades islámicas de Europa «no hay voluntad real de diálogo» por miedo a ser «acusados de traición». «Ahora debemos tener la valentía para reconocer que los musulmanes no se han comprometido realmente a encontrar una solución a los grandes problemas de la radicalización y el odio». «Espero que estos hechos en París sirvan de revulsivo a los musulmanes en Francia, Italia y en toda Europa para salvar la coexistencia y el futuro de nuestras sociedades», añadió, según recoge la agencia Asianews.

«Durante siglos, los musulmanes han excluido la razón de su vida religiosa. Hay una crisis real de la razón en el pensamiento islámico contemporáneo», lo cual no impide, sin embargo, que «la mayoría de musulmanes sean tolerantes y abiertos de mente». «Nuestra esperanza —concluyó el líder religioso— será más firme y más fuerte si los musulmanes se comprometen a la cooperación y a la acción social juntos contra el extremismo y el odio».

«No hay justificación religiosa ni humana»

«Estoy estremecido y dolido. No entiendo, porque estas cosas son difíciles de entender», decía el sábado el Papa en una entrevista telefónica a la televisión de la Conferencia Episcopal Italiana, TV 2000. «Especialmente, ¿no puede haber una justificación religiosa?», preguntó el entrevistador. «Religiosa y humana —respondió el Papa—. Esto no es humano».

Francisco volvía a referirse a los atentados de París el domingo, tras el rezo del ángelus, «Utilizar el nombre de Dios para justificar este camino [de la violencia] ¡es una blasfemia!», clamó.

El cardenal Ricardo Blázquez hacía suya estas palabras al comienzo de la Asamblea Plenaria de los obispos españoles. Varios obispos hicieron públicos durante el fin de semana mensajes de condena y cercanía a las víctimas. En Madrid, la catedral de la Almudena acogió ayer un funeral, convocado por monseñor Osoro, «por el eterno descanso de las personas fallecidas, la pronta recuperación de las heridos, el fin de los actos fratricidas, la conversión de los asesinos, el cese de la violencia y el odio, para que la paz y la justicia se hagan presentes en todos los lugares de la tierra».