La Palabra hecha imagen - Alfa y Omega

La Palabra hecha imagen

La Palabra hecha imagen forma parte de las exposiciones del Programa Cultural de la JMJ. El peregrino se encontrará con un itinerario, organizado por el Museo del Prado, en torno a trece obras maestras que muestran diferentes momentos de la vida terrena de Cristo, a las que se añade El Descendimiento, de Caravaggio, una joya de los Museos Vaticanos que, por primera vez, podrá ser admirada en España

Amparo Latre
La Anunciación, de Fra Angélico. Museo del Prado, Madrid

Son trece grandes obras maestras de Fra Angélico, El Greco o Velázquez, entre otros, sobre la iconografía de Cristo, que incluyen algunas de las descripciones metafóricas que de Cristo se dan en los evangelios (El Buen Pastor; La Luz del mundo; Camino, verdad y vida; Agnus Dei).

La exposición La Palabra hecha imagen pone de relieve las escuelas mejor representadas en el Museo del Prado: la española, con autores como Velázquez, el Greco, Ribera, Zurbarán, Murillo o Juan de Juanes; la flamenca, representada por Van der Weyden y Rubens; y la italiana, con Fra Angélico, Sebastiano del Piombo, Tintoretto y Veronés.

En la inauguración de la exposición (que podrá visitarse los días 16 al 18, de 9 a 24 h.; y del 19 al 21, de 9 a 20 h. La entrada es por la puerta de Goya), el cardenal arzobispo de Madrid, don Antonio María Rouco Varela, agradeció al Museo del Prado que se haya sumado de esta manera al Programa Cultural de la Jornada Mundial de la Juventud: «Estoy seguro -dijo- de que los jóvenes gozarán de la belleza de este recorrido de la imagen de Cristo por El Prado; pero además para muchos de ellos será una profunda experiencia de fe».

He vuelto a la vida

Cada uno de los catorce lienzos va acompañado de una breve ficha con una cita bíblica referente a la escena o imagen que contemplamos y una sugerente explicación teológico-artística. Además, los visitantes contarán con otros apoyos didácticos, como audioguías o visitas guiadas. El itinerario podrá realizarse también a través de la presentación de una versión interactiva en la web www.museodelprado.es, una excelente idea para que aquellos jóvenes que no pueden acercarse a Madrid puedan seguir online no sólo las celebraciones principales, sino disfrutar también de las actividades culturales.

La resurrección de Cristo, de El Greco. Museo del Prado, Madrid

La colección empieza, según la cronología de la vida de Cristo, por La Anunciación a María, pintada por Fra Angélico, una escena fiel al relato del evangelio de San Lucas, en el que el arcángel Gabriel anuncia a la Virgen María, en su casa de Nazaret, que ha sido elegida para ser la madre de Dios. En la imagen vemos la paloma, símbolo del Espíritu Santo, que ha salido de las manos del Padre y vuela hacia María, dentro de un rayo de luz. Y a la izquierda, la expulsión del paraíso de Adán y Eva. Fra Angélico explica con esta obra, que data del año 1426, que la encarnación de Cristo supone el perdón del pecado original, y muestra a María como la nueva Eva.

Otra obra destacada es el Cristo crucificado, de Velázquez. En el año 1632, Diego Rodríguez de Silva y Velázquez pintó su famoso Cristo crucificado. La guía de la exposición subraya el hecho de que el autor representara al Crucificado con cuatro clavos, en lugar de con tres, como era lo habitual en la época gótica y que obligaba a una postura un tanto exagerada para aumentar el sentido dramático. Los expertos destacan la plasticidad del cuadro. Esto hará que los peregrinos tengan, en ocasiones, la sensación de estar ante una talla esculpida. Se subraya también la maestría con la que el autor capta el instante de la crucifixión y cómo se sugiere la intuición de la eternidad. El Cristo de Velázquez goza de mucha devoción popular en nuestro país y ha inspirado a escritores como José María Gabriel y Galán, León Felipe o Miguel de Unamuno.

El itinerario termina con La Resurrección, de El Greco, cuadro en el que vemos cómo Cristo se eleva sobre los soldados que custodiaban su sepulcro. Estaba muerto pero ahora he vuelto a la vida, encontramos en el Apocalipsis. La breve catequesis que acompaña a cada cuadro, a lo largo del recorrido, explica que, posiblemente por la influencia bizantina, el autor parece combinar la salida de Cristo de la tumba con su posterior ascensión a los cielos, suprimiendo cualquier referencia espacial y mostrando la Resurrección como el triunfo sobre la muerte y sobre todo lo caduco.

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