La fe que se hace vida - Alfa y Omega

La fe que se hace vida

Un hogar enorme en medio de un pinar; profesionales, voluntarios y religiosos trabajando, mano a mano, no sólo para hacer lo más fácil posible la vida a cientos de enfermos y discapacitados, sino para ayudarles a dar sentido a su vida y su sufrimiento. En la Fundación San José, todos esperan ansiosos la visita del Papa

Mª del Pilar Blázquez
Fachada de la Fundación

El sábado 20 va a ser un día inolvidable para algunos jóvenes discapacitados ­-neurológicos, físicos y sensoriales- que, dentro del programa de la Jornada Mundial de la Juventud, van a ser visitados por el Papa Benedicto XVI, en la Fundación Instituto San José, de los Hermanos de San Juan de Dios, ubicada en el barrio madrileño de la Fortuna. Este centro cuenta con una historia de 111 años, y fue fundado, para atender a enfermos epilépticos pobres, por los marqueses de Vallejo y por el Hermano de San Juan de Dios san Benito Menni. Actualmente, es un centro socio-sanitario con 392 camas.

En total, serán 200 los discapacitados que se reúnan con el Santo Padre, 50 de ellos (neurológicos y físicos) procedentes de dicha Fundación, y el resto (también sensoriales), de otras Instituciones de Madrid. «Pediría al Papa que me quitara la epilepsia cuando venga a visitarnos», afirma emocionado Juan Carlos, enfermo psíquico, con una permanencia de más de 20 años en el centro. Elena, también discapacitada psíquica, dice: «Yo le daría las gracias por haber venido a vernos». Susana interviene entusiasmada, y cuenta lo bien que les cuidan: «Hago recados en el centro. También, me gusta mucho hacer obras de teatro con mis compañeros. La última fue Las mil y una noches».

1.681 ingresos y 130.280 estancias son los datos que ofrece en su Memoria 2010 esta Fundación. Enfermos de cuidados paliativos, afectados de procesos neurológicos, en fase aguda o crónica, personas con procesos agudos de rehabilitación/recuperación y residentes geriátricos son los pacientes de este lugar inmerso en un jardín con diversos árboles, y rodeado de un pinar. Algo que considera importante doña Consuelo Castellanos, responsable de comunicación del Centro, para la mejora de los pacientes, algo novedoso, y muy útil en la recuperación de los enfermos, es la piscina terapéutica. María, fisioterapeuta, explica que ayuda en gran medida a los pacientes, ya que «rompen con la rutina de siempre, estimula y no tienen riesgo de caídas».

Un fisioterapeuta en la piscina terapéutica

Una plantilla de 350 profesionales, con más de 80 voluntarios y dos comunidades religiosas: Hermanos de San Juan de Dios y Siervas del Santísimo y de la Caridad son las personas que trabajan al servicio de estos enfermos. Doña Emilia Sánchez, la directora de Proyectos e Innovación, resalta que, «no sólo se cuida al paciente, sino también a los familiares. Se les enseña cómo hay que cuidar al enfermo. Este cuidado tan especial no se hace en ningún sitio. Es una tarea apasionante». Don Ángel Sanz-Vírseda de la Fuente, el Director médico, asegura que su labor se centra «en velar por los principios de la Fundación: respeto, responsabilidad, calidad, y… espiritualidad, característica diferencial».

En el aspecto espiritual, y también humano, trabaja la pastoral del hospital. Así, el Superior de la comunidad de los Hermanos de San Juan de Dios, el Hermano Rafael, indica que son los enfermos, los familiares y los equipos de la casa los que entran dentro de su programa. Aunque -aclara-, a cada uno se le ofrece un servicio según sus creencias y particularidades. Llevan a cabo actividades de información, de formación, de reflexión… Su labor fundamental, resalta, es «el acompañamiento; el dar un sentido a la vida, serenidad y paz».

Y concluye: «El Papa desea encontrarse con los jóvenes discapacitados, para reconocer sus valores y darles esperanza; en definitiva, se trata de un gesto que quiere ir en la línea de la normalización social de los mismos, y de un reconocimiento a los profesionales que cada día les atienden desde el carisma de la hospitalidad». Indica que le «han puesto mucha ilusión». Además, desea que «este hecho suponga para la Fundación un antes y un después en nuestro empeño de manifestar y hacer presente en nuestro Centro a Jesús de Nazaret». Y expresa que lo están viviendo «como un reto, una motivación, un reconocimiento, una oportunidad, una responsabilidad, una alegría y un estímulo en la fe».

«Dios os ha bendecido»

Hace nueve meses, el Papa pidió, al visitar la Obra del Nen Deu, en Barcelona, que «los nuevos desarrollos tecnológicos en el campo médico nunca vayan en detrimento del respeto a la vida y dignidad humana». Los miopes se quedarían con eso, en vez de con su acción de gracias a Dios «por vuestras vidas, tan preciosas a sus ojos». Cada vez que Benedicto XVI se ha reunido con discapacitados y enfermos -y lo ha hecho en varios de sus Viajes-, y ha pedido a la sociedad que se les deje ocupar el lugar que les corresponde, no reclamaba un puesto de cuota, por pura filantropía. Sabe que, con el don de la vida, Dios «os ha bendecido con otros talentos y cualidades, por medio de las cuales podéis servirle a Él y a la sociedad». Y lo sabe porque él, el Papa, el gran teólogo, se siente en deuda con ellos: «Al estar con vosotros, siento la fuerza que procede de Dios…; vosotros sois los testigos más elocuentes de Su misericordia». Por eso, se apoya tanto en sus oraciones.

M. M. L.