Un mismo objetivo - Alfa y Omega

Un pilar en un colegio son las familias. No puedo afirmar solamente que sean los padres, porque las situaciones hoy día son muy variadas. Hay alumnos cuidados por sus padres, otros por hermanos, otros por tíos, otros por abuelos… Los adultos ponen en nuestras manos lo más sagrado: la vida de sus pequeños. Es verdad que no siempre padres o tutores legales de los niños y el colegio estamos de acuerdo en todo. Hay que hablar, entender, conocer, comprender, ponerse en el lugar del otro y confiar, confiar mucho. Con esto, y no a pesar de esto, tenemos que dar muchas gracias a Dios por poder conocer a tantas personas buenas, trabajadoras, coherentes y disponibles que entienden el colegio como algo suyo. Son personas que saben que si sus hijos no ven unidad de criterios y acción entre familia y colegio, a su educación le falta algo. No hablo solo de situaciones en las que hay que respaldar al profesor cuando se sanciona o suspende, sino de comprender la necesidad de hacerse presentes en el colegio y colaborar con el proyecto educativo. Hay muchas maneras de hacerlo: promoviendo el deporte en horas extraescolares, dando tiempo en el APA o en el Consejo Escolar, acompañando en salidas culturales, asistiendo a la Eucaristía de Navidad, haciéndose presentes en la fiesta de la fundadora, participando en la fiesta del colegio hasta tarde… Todo ello conlleva mucha generosidad y disponibilidad, sentido de cuerpo con el resto de la comunidad educativa y es un ejemplo de compromiso para los hijos. Aunque parezca que a los más adolescentes no les gusta mucho que sus padres estén por el colegio, en el fondo les ayuda y les enseña. Trabajando juntos aprendemos de todos. Compartimos diferentes maneras de hacer y de comprender la vida con un solo objetivo: nuestros pequeños.