Ayudando, que es gerundio - Alfa y Omega

Wilson tiene trece años. Cada mañana se levanta temprano, alrededor de las seis, para estar en la escuela antes de que lleguen sus compañeros. Ayuda en el comedor a preparar el desayuno junto a algunas madres que madrugaron un poco más que él. Son 900 estudiantes de Primaria y Secundaria los que pasan cada día por la escuela Santa Teresa de Jesús en el turno de mañana y hay que atenderlos. Wilson es uno de los más de 50 jóvenes voluntarios que vienen para ayudar todos los días. Unos colaboran por la mañana y estudian por la tarde. Otros colaboran todo el día y estudian, en la misma escuela, en el turno de la noche. Otros han llegado ya a la universidad y vienen para seguir ayudando en el rato que les queda libre. Aprovechan el poco tiempo que tienen para enseñar a los más jóvenes todo lo aprendido.

No sabemos muy bien cómo han descubierto eso de ayudar, pero van llegando, se van quedando y se van organizando. Son muy importantes para la escuela, mucho depende de ellos. Unos dan refuerzo escolar: entran en las clases con los maestros y ayudan a niños que tienen más problemas para leer o escribir. Otros ayudan a los alumnos a hacer los deberes, porque en su casa nadie les va a prestar atención. Hay quienes están en el comedor o en la biblioteca, organizando todos los libros que nos envían y llevando el control de los que se llevan los alumnos. Hay grandes lectores: 150 libros leídos al año por un alumno, 200 libros otro… alguno ha leído dos veces El Quijote sin haber cumplido los 16 años.

Leer es un viaje fenomenal para muchos niños que no pueden salir de su colonia. También contamos con una hermosa estantería llena de libros para invidentes. Danery los ha leído ya casi todos. Es el mayor lector de su aula: más de 40 libros en un año. También le gusta mucho la música. En un programa de Pueblo de Dios pidió un piano. Hoy asiste a la Escuela de Música y además de piano, sabe flauta y guitarra. Ha empezado a dar clase de flauta en nuestro colegio, y también está enseñando braille. Es uno de los estudiantes más colaboradores.

Desde hace un par de años hemos comenzado la educación inclusiva, que ha venido a enriquecer la vida de los centros. Aquí los niños y los jóvenes se encuentran muy felices de poder participar. Hoy, en una reunión de revisión del año, una niña me decía: «¡Qué alegría, podemos comunicarnos con nuestro compañero que es sordomudo!».