Nuestra Madre - Alfa y Omega

Nuestra Madre

María Dolores Gamazo

Hace unos días mi hijo pequeño me sorprendía con esta pregunta: «Mamá, ¿la Virgen es mi Madre primera o segunda?» Estaba leyendo la oración de un niño que se dirigía a la Virgen llamándola segunda Madre, y eso le suscitó la duda.

Pienso que lo más importante es que vivamos que la Virgen es nuestra Madre. Esta maternidad la acabamos de sentir de manera especial los que hemos asistido al homenaje que los madrileños han rendido a su patrona, Santa María la Real de la Almudena. Miles de fieles han pasado por la plaza de la Almudena desde que comenzara la ofrenda floral y solidaria en honor a María. Todos acudían ante su Madre, cada uno como podía y según lo que el corazón le pedía. Los pequeños sorprendían con sus dibujos y oraciones sencillas. Los grupos, movimientos y parroquias, con sus ofrendas de vida y de corazón. Las casas regionales con su nota popular y pintoresca, bailando y cantando a su patrona. Las congregaciones marianas, con devoción y acompañamiento.

Quizás lo que más ha impresionado ha sido la gente sencilla. Las ancianas que, con su carro de la compra, llevaban sus garrafas de aceite para la ofrenda solidaria. Las personas que rezaban de forma cadenciosa el Rosario, tan agradable a los oídos de la Virgen. El señor que acudía a dar las gracias por la enfermedad curada. La madre que pedía por sus hijos. Los turistas que, curiosos, se acercaban y preguntaban qué se celebraba. La multitud de jóvenes que participaron en la vigilia de oración. Las miles de personas que asistieron en la Plaza Mayor a la Misa en su honor. O los voluntarios –300 durante los cuatro días– que se han volcado en todos y cada uno de los actos.

La Virgen, que no se deja ganar en generosidades, ha sabido estar a la altura de las circunstancias derramando sus gracias entre todos sus hijos. Muestra de ello ha sido cómo se han volcado sus fieles con esta Madre a la que aman, y a la que un año más no le han faltado el tributo de las oraciones y de las ofrendas de flores y alimentos no perecederos. Miles de madrileños podrán subsistir durante un tiempo gracias a esta ayuda. Como decía un sacerdote que acudía a recoger estas ofrendas materiales para el comedor social de su parroquia: es muy bonito ver que la Virgen da de comer a sus pobres a través de la fe de la gente.