«“No estoy bien. Tengo dudas. Mi vida no es como Dios quiere”. ¡Déjate abrazar por Cristo!» - Alfa y Omega

«“No estoy bien. Tengo dudas. Mi vida no es como Dios quiere”. ¡Déjate abrazar por Cristo!»

Los jóvenes volvieron a abarrotar este domingo la catedral de Madrid, durante la tradicional vigilia de la Almudena. Monseñor Osoro les habló de la misericordia de Dios, animándoles a acoger a Cristo que «viene a abrazarnos, se echa a nuestro cuello, nos manifiesta su amor, nos dice que cuenta con nosotros para construir un mundo desde su amor»

María Martínez López

«La misericordia de Dios, que es Cristo, ha llegado a los hombres a través de nuestra madre. Pero es verdad que no todos los seres humanos lo han experimentado. Es verdad que nos ha dejado a nosotros» para hacérsela llegar. «Dios nos ha hecho miembros de la Iglesia para que mostremos a los demás esa misericordia». Así vinculó la misericordia de Dios con la necesidad de la misión monseñor Carlos Osoro, arzobispo de Madrid, durante la tradicional vigilia juvenil de la Virgen de la Almudena. Un año más, en la víspera de la fiesta de la patrona de la archidiócesis, los jóvenes volvieron a abarrotar la catedral, donde apenas quedaba algún trozo de suelo libre. Este año, el lema del encuentro era el mismo que el de la próxima Jornada Mundial de la Juventud de Cracovia: Bienaventurados los misericordiosos.

En varios momentos de la homilía, monseñor Osoro se refirió a los testimonios que tres jóvenes habían dado pocos minutos antes: Alejandro, de 24 años, que había profundizado en su fe en un cursillo de cristiandad; Luana, de 31 años, que vivió un proceso de conversión cuando, después de quedarse embarazada por tercera vez, recibió la ayuda de Fundación Madrina, y ahora está casada y espera su cuarto hijo; y Lucas, de 19 años, que lamentó que «Cristo está sangrando en la cruz por toda la gente que no lo conoce. Tenemos que recoger esa sangre y dársela a los demás, pero estamos en nuestro confort eclesial. En el juicio, los no creyentes dirán “Señor, es verdad que no te conocimos, pero porque ellos no nos lo anunciaron”».

«¡No quiero depender de ti!»

Haciendo referencia al pasaje del Evangelio que se había leído (la parábola del padre misericordioso), monseñor Osoro explicó que «a veces tenemos la misma tentación que los primeros padres cuando oyeron que podían ser como dioses y decidieron ir por un camino distinto» al que les había marcado Dios. «Esa tentación se manifiesta en ese hijo de la parábola que se marcha de casa, que dice a Dios: “¡No quiero depender de ti!”. Y se manifiesta en tantas situaciones que viven los hombres de hoy. Qué fácil es empobrecerse y robar la dignidad del ser humano. Ese hijo derrocha la imagen de Dios que es. Gasta todo, y destruye su vida».

Acto seguido, el arzobispo de Madrid invitó a los jóvenes a hacer memoria: «¿Cuándo habéis sido más felices? Los testimonios nos han compartido que han sido más felices cuando han abierto su vida y se han dejado abrazar por Dios». En efecto, «cuando dejo entrar a Dios por un momento, veo horizontes diferentes, que me hacen ver en el otro a mi hermano; horizontes que este mundo roto e ideologizado necesita».

Una economía y una política diferentes

Jesucristo –continuó– «nos entrega un verdadero proyecto humano y humanizador. Entonces la economía va en búsqueda de todos; la cultura busca realizar el encuentro de todos los hombres; la política busca que los hombres puedan vivir todas las dimensiones que tienen». Y todo ello porque «Cristo viene a abrazarnos, se echa a nuestro cuello, nos manifiesta su amor, nos dice que cuenta con nosotros para construir un mundo desde su amor. Esto se hace con el testimonio, con la vida; no con discursos, sino con obras».

Este abrazo de Dios, explicó el arzobispo, es el que los jóvenes estaban a punto de sentir al recibir la bendición con el Santísimo. «“Es que no estoy bien”. ¡Déjate abrazar! “Es que tengo algunas dudas”. ¡Déjate abrazar! “Es que mi vida no se corresponde con lo que Dios me está pidiendo”. ¡Déjate abrazar!».

Al final de la vigilia tomó la palabra el hermano Cristian, de la comunidad ecuménica de Taizé, que está en Madrid para dar a conocer el Encuentro Europeo que tendrá lugar a final de año en Valencia. «Quiero invitarles a que este fin de año sea algo distinto a lo que acostumbramos a celebrar». Como primer paso, invitó a los jóvenes a acudir a la oración al estilo de Taizé y a la reunión informativa que tendrá lugar este lunes, a las 20:30 horas, en la parroquia de San Juan de la Cruz.