«Disfrutar y pasarlo bien te da una seguridad que te cambia» - Alfa y Omega

«Disfrutar y pasarlo bien te da una seguridad que te cambia»

La Fundación AMPAO ofrece ocio de calidad a personas con discapacidad intelectual. Se trata de un complemento al centro ocupacional o al trabajo que realizan entre semana y que les ayuda a desarrollar al máximo sus capacidades

Alicia Gómez-Monedero

Corría el año 1985 cuando Patricia Vidal-Ribas viajó con su hija Isabel a Montreal (Canadá) para saber exactamente qué discapacidad sufría ésta. Durante su estancia allí, Patricia observó que los fines de semana, un autobús del ayuntamiento de la ciudad recogía a las personas con discapacidad de este centro y las llevaba, junto con voluntarios, a pasar el día fuera y a hacer alguna actividad de ocio.

Tanto le llamó la atención que, al volver a Madrid emprendió, junto con Mª Luisa Oraá que también tenía un hijo con discapacidad, la tarea de reunirse y buscar actividades de diversión y entretenimiento para los fines de semana. Así, junto con familiares y amigos y por medio de boca a boca, los encuentros fueron creciendo hasta convertirse en 1992 en la Asociación de Minusválidos Psíquicos Alegría y Ocio (AMPAO) que años más tarde, en 1999 sería fundación.

AMPAO se dedica a promover una oferta de ocio de calidad. ¿Qué quiere decir de calidad? Pues que «no se trata de dejar al niño o al hijo con un grupo de cuidadores sino de proporcionarle un grupo de amigos, un lugar donde se siente a gusto y unos compañeros con los que ir al cine, al teatro o a tomar algo», cuenta Patricia. La ahora presidenta de la fundación explica que «en torno a un 50 % del desarrollo intelectual y emocional de la persona se produce por el ocio. Por ejemplo -continúa- hay un chico autista que cuando llegó a la fundación no hablaba nada. ¿Te puedes creer que ahora se puede mantener una conversación con él? Claro que es cuestión de tiempo pero cuando uno se siente a gusto y seguro en un grupo, se relaja y comienza a ser uno mismo», algo que nos pasa a todos.

La opción de elegir

Una vez al mes, los chicos y chicas con discapacidad de la fundación se reúnen para decidir qué quieren hacer durante los fines de semana. Se les ofrece una serie opciones: cine, teatro, salidas, clases de baile, karaoke…«ellos votan y eligen democráticamente, lo que incrementa su capacidad intelectual muchísimo al darse cuenta de que pueden elegir su ocio», cuenta Patricia. La fundación se apoya en los voluntarios que se encargan de estar con los chicos durante las escapadas. Estos no son «niñeras», son compañeros y amigos que procuran que los chicos se diviertan y estén a gusto. Después de una actuación de teatro o de ir al cine, van todos juntos a tomar algo. Los voluntarios se reparten en mesas con los chicos y hablan de lo que han visto para que al llegar a casa lo puedan contar a sus padres. Esto es un ejemplo también para todas las personas que los ven, que están en ese bar o restaurante. «En una ocasión nos escribió una señora de una chocolatería en la que habíamos estado felicitándonos por el estupendo comportamiento que habían tenido nuestros chicos», recuerda Patricia.

«Cada año que pasa es un milagro»

Patricia tenía su trabajo y su casa cuando comenzó esta aventura. Dice que no sabe muy bien cómo hacía para atender a todo, pero que lo hacía y que una de sus mayores satisfacciones ha sido ver como su hija Isabel, a la que no le gustaba estar con desconocidos y le costaba relacionarse, ha evolucionado hasta el punto de que ahora «es una persona entrañable y cariñosa». «El ocio y la diversión conlleva una autoestima y seguridad que te cambia», dice Patricia. La fundación se nutre además por ayudas sociales y las cuotas de los beneficiarios (aunque cuentan con becas para aquellos que realmente lo necesitan). Patricia asegura que a veces parece que la fundación no va a salir adelante porque no llega el dinero pero al final siempre acaba llegando y «cada año que pasa es un milagro».