35 voluntarios de una parroquia de Getafe llegan a Valencia «para estar y abrazar»
25.000 euros en materiales y ayudas a las Cáritas parroquiales es lo que lleva una expedición de jóvenes de la parroquia de Villaviciosa de Odón. «A veces el consuelo llega callando a su lado», explica el vicario parroquial
Cuando atiende la llamada de Alfa y Omega, Eliert Jerez, vicario parroquial de Villaviciosa de Odón, diócesis de Getafe, se encuentra en el taller de Vicente, un habitante de Algemesí «que lo ha perdido todo» por la DANA y que tiene su negocio y su casa llenos de una marea de barro «que los voluntarios estamos tratando de sacar». Jerez está en Algemesí con un grupo de voluntarios de su parroquia, que en estos días están tratando de ayudar en lo que pueden.
«Fue un deseo de los jóvenes, que pidieron venir», explica el sacerdote. «Nos liamos la manta la cabeza y nos pusimos a pedir ayuda al pueblo, y la gente se ha volcado. Hemos llenado varios camiones y furgonetas, ocho vehículos en total, con alimentos, herramientas, útiles de aseo, desinfectantes y bombas de agua, y llegamos la zona el domingo por la mañana», cuenta asimismo.
La expedición, compuesta por 35 personas, la mayoría jóvenes junto con algún matrimonio, quiso llegar «a las áreas más rurales, donde más se necesita», explica el sacerdote de la diócesis de Getafe. Por eso, llevan ya más de 24 horas trabajando, primero en Chiva, y después en Algemesí.
«La situación es muy complicada», relata, porque a los pueblos del interior «la ayuda ha tardado bastante en llegar». Además, «hay barro por todas partes y está todo amontonado en las calles, donde se acumulan residuos que nadie se puede llevar». Todo ello hace que la gente de estos lugares se encuentre «muy desesperanzada», cuenta Eliert.
A todos ellos, la parroquia de Villaviciosa de Odón ha traído material por valor de 25.000 euros, a lo que se añade un monto de dinero para que sea distribuido desde las Cáritas parroquiales, las que más conocen las necesidades sobre el terreno. Además, sus 35 voluntarios están ahora mismo «a pie de calle, ayudando en todo lo que podemos», cuenta el sacerdote.
«El agua está contaminada y no se puede beber», añade. Los días pasan y de momento la gente se está apañando como puede, «pero es necesario que toda esta ayuda con la que se está volcando la sociedad continúe en las próximas semanas y no se acabe, porque aquí queda mucho por hacer», abunda.
Además, como sacerdote, Eliert ha podido comprobar que, junto a la ayuda material, «la gente tiene necesidad de algo más». En este sentido, «muchos tienen familiares desaparecidos, o lo han perdido todo, o ambas cosas», por lo que «algunos se acercan y te piden al menos una bendición». Aun así, el sacerdote sabe que «a veces el consuelo llega simplemente estando callados a su lado, porque hay cosas que nosotros no podemos resolver. En este tipo de ocasiones, se trata de estar y de abrazar, simplemente».