«Tenemos que estar todos cerca de las víctimas de la trata» - Alfa y Omega

«Tenemos que estar todos cerca de las víctimas de la trata»

Carlos González García
Varias personalidades durante la inauguración. Foto: EFE/Juan Carlos Hidalgo

La Casa de Ejercicios San José, de El Escorial, acoge la tercera reunión del Grupo Santa Marta, iniciativa para la lucha contra la trata de personas impulsada por el Papa Francisco, que involucra a cuerpos de seguridad de varios países, episcopados, organizaciones sociales y representantes de varias confesiones religiosas. La reina Sofía inauguró este viernes el encuentro, que reúne a cardenales y obispos, activistas sociales y a jefes de Policía de todo el mundo.

Monseñor Marcelo Sánchez Sorondo, gran canciller de la Pontificia Academia para las Ciencias Sociales, leyó un mensaje dirigido por el Papa a todos los presentes, en el que les recordaba la labor de «estar cerca de las víctimas y acompañarles en su proceso».

El grupo Santa Marta está llamado a una tarea decisiva: «autoridades eclesiásticas y civiles, están llamados a estar cerca de las victimas y a acompañarlas en su camino de dignidad y dignidad. Así lo deben sentir los muchos hermanos y hermanas que sufren de la trata humana. Miembros del grupo de Santa Marta, no están solos en esta delicada empresa». Pido a Dios, aseveraba Francisco, que «les dé la gracia de llevar adelante esta difícil misión, tan delicada, tan humanitaria y tan cristiana de curar las llagas abiertas y dolientes de la humanidad, que son también las llagas de Cristo».

Un delito contra la humanidad

Junto al arzobispo de Madrid, monseñor Carlos Osoro, han estado el director general de la Policía Nacional, Ignacio Cosidó; Francisco Martínez, secretario de Estado de Seguridad, varios obispos y diversos participantes.

En su intervención, monseñor Osoro ha señalado que la trata de seres humanos «se ha convertido hoy en una llaga en el cuerpo de la humanidad contemporánea, una llaga en la carne de Cristo». Es un delito contra la humanidad, ha reconocido, ya que «detrás de la trata de seres humanos se enmascara un crimen de lesa humanidad, como es la explotación física, económica, sexual y psicológica de mujeres, hombres, niñas y niños que encadena decenas de millones de personas».

A pesar de grandes esfuerzos, «la esclavitud moderna sigue siendo un flagelo atroz que reclama nuestra atención y justifica ciertamente este encuentro que estamos teniendo», añadió el prelado. Así, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad «son las principales responsables de la lucha contra esta trágica realidad mediante una aplicación rigurosa de la ley, mediante un enfoque basado en los derechos humanos». Y los trabajadores humanitarios, religiosos y sociales están llamados a trabajar en colaboración con las autoridades policiales, «a acoger a las victimas y a proporcionarles calidez humana y la posibilidad de construir una nueva vida».

El grupo Santa Marta, «felizmente impulsado por el papa Francisco», pretende «generar una sinergia entre quienes, desde unas u otras responsabilidades, se ocupan y preocupan por la vulnerabilidad de las personas sometidas a trata», añadió.

Cultivar la civilización del amor

El arzobispo de Madrid agradeció a monseñor Sánchez Sorondo el mensaje del Papa Francisco, con el que «se nos invita a seguir adelante con confianza y con celo apostólico, a no rendirnos ante las dificultades que interpelan nuestra convicción». Hemos de multiplicar esfuerzos –prosiguió–, pues la Iglesia, como nos recordaba el Santo Padre, «no puede permanecer inactiva o en silencio ante esta tragedia; no podemos cultivar la globalización de la indiferencia, sino la civilización del amor».

En esta línea, monseñor Osoro confía en que estas jornadas, «al abordar las importantes cuestiones políticas y jurídicas que entrañan la respuesta a esta plaga moderna, analicen también los profundos interrogantes éticos planteados por la trata de seres humanos». Es necesario «prestar atención a las causas más profundas de la creciente demanda que alimenta el mercado de la esclavitud humana y tolera el costo humano que deriva de él».

Una vida conforma a la dignidad humana

De igual modo, de acuerdo con el prelado madrileño, «es necesario activar mecanismos más eficaces, con cooperación internacional, para prevenir la trata de personas y la rehabilitación de las víctimas en los países menos desarrollados, de los que proviene una parte significativa de las personas objeto de trata».

Estos días, «compartiremos nuestras experiencias y conocimientos sobre este triste fenómeno, nuestras buenas practicas de acogida, de asesoramiento y de apoyo a las víctimas para que puedan llevar una vida, conforme a la dignidad humana», subrayó monseñor Osoro antes de instar «encarecidamente» a los autores y a los beneficiarios de la trata a «abandonar todas las formas de explotación y de violencia y a buscar y entrar en su propio proceso de rehabilitación personal y social».