«Dios dirige la Historia, es el maestro de la Historia» - Alfa y Omega

«Dios dirige la Historia, es el maestro de la Historia»

No sólo los estudiantes universitarios han dado testimonio público de su fe ante la capilla clausurada de la Facultad de Geografía e Historia. También muchos de sus profesores han mostrado sus creencias y han asistido a las Misas de campaña. Margarita Cantera Montenegro es profesora de Historia Medieval en la Facultad y cuenta para Alfa y Omega cómo ha vivido estos días ante las puertas cerradas de la capilla

Juan Ignacio Merino

«Resulta difícil resumir en pocas líneas la historia de la capilla de mi Facultad de Geografía e Historia, nacida con el propio edificio y cuyo cierre parece ser desde hace cuatro años el único problema acuciante de la misma… Es cierto que el perseverante espíritu de oración mantenido estos días pasados ha frenado el cierre disimulado, que era su traslado a un pequeño almacén, hasta conseguir un local más digno.

Pero quizás la mejor lección la hemos recibido de nuestros jóvenes, que han hecho turnos de adoración a la puerta de la capilla durante el día y a las puertas de la Facultad de noche para velar al Santísimo, encerrado en la capilla como en un inmenso sagrario; y, al tiempo, evitar una posible profanación de un lugar que, mientras no sea desacralizado de acuerdo con las normas canónicas, sigue siendo sagrado. Su sacrificio, constancia, alegría, generosidad, devoción y valentía son un verdadero ejemplo, pues han confesado su Fe en Dios ante los hombres, ante sus compañeros y ante los profesores, algunos verdaderamente hostiles a toda manifestación de vida cristiana.

La grandeza de su ejemplo, alejando el rencor de sus corazones, es más alentadora si consideramos cuál es la razón profunda de este hecho, manifestado públicamente por algunos de los partidarios del cierre de la capilla: eliminar toda referencia religiosa (se entiende que cristiana) de la Universidad; como si para Dios, que habita en nuestros corazones, hubiese barreras…

Quisiera terminar recordando cómo afrontaban los hombres de la Edad Media las catástrofes y desgracias de su tiempo: Dios dirige la Historia, es el Maestro de la Historia. Sólo Él sabe qué frutos van a derivar de este hecho que hemos vivido en medio de un ambiente de dolor, es cierto, pero también de oración y acompañados por la alegría de sabernos amados por Dios».