«¡No le saquen el cuero a nadie!» - Alfa y Omega

«¡No le saquen el cuero a nadie!»

Por teléfono y por sorpresa. Así se dirigió el Papa Francisco a los cientos de argentinos que se habían reunido de madrugada en la plaza de Mayo para unirse al Santo Padre, en una vigilia de oración antes de la Misa de inicio de Pontificado. Pasadas las 3 de la madrugada en Buenos Aires, el Pontífice se dirigió en directo y por teléfono a los fieles, y animó a los argentinos a cuidar «los unos de los otros», y a cuidar «la vida, la familia, la naturaleza, a los niños, a los viejos». Asimismo, el Santo Padre hizo una llamada a la paz y a la convivencia en Argentina, y pidió a los bonaerenses «que no haya odio, que no haya rencor, dejen de lado la envidia y no le saquen el cuero a nadie»

Redacción

En medio de la emoción y de la alegría de los fieles, que en muchos casos ni siquiera podían contener las lágrimas, el Papa Francisco bendijo a los argentinos «por intercesión de santa María, siempre Virgen, del ángel de la guarda de cada uno, del glorioso patriarca san José, de santa Teresita del Niño Jesús y de los santos protectores de cada uno».

El mensaje completo:

¡Hola, hijos! Sé que están rezando. Gracias por las oraciones, las necesito mucho. Gracias por haberse reunido a rezar. ¡Es tan lindo rezar! Porque es mirar hacia el cielo, mirar a nuestro corazón y saber que tenemos un Padre Bueno, que es Dios. ¡Gracias por eso!

Les quiero pedir un favor: caminemos juntos todos, cuidémonos los unos a los otros, cuídense entre ustedes, no se hagan daño: ¡Cuídense! Cuiden de la vida, cuiden la familia, cuiden la naturaleza, cuiden a los niños, cuiden a los viejos. Que no haya odio, que no haya peleas, dejen de lado la envidia y no le saquen el cuero a nadie; dialoguen, que entre ustedes este deseo de cuidarse vaya creciendo en el corazón y acérquense a Dios. Dios es bueno, Dios siempre perdona, Dios comprende, no le tengan miedo: Dios es Padre, acérquense siempre a Él. Y que la Virgen los bendiga mucho, que Ella, como Madre, los cuide, y por favor, no se olviden de este obispo, que está lejos, pero los quiere mucho: recen por mí. En silencio todos y en oración: Por intercesión de santa María, siempre Virgen, del ángel de la guarda de cada uno, del glorioso patriarca san José, de santa Teresita del Niño Jesús y de los santos protectores de ustedes, los bendiga Dios Todopoderoso: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.